Es difícil encontrar más metáforas de un mundo golpeado por la pandemia de coronavirus que las que ha dejado Notre Dame este viernes santo durante la ceremonia oficiada por el arzobispo de París, Michel Aupetit, en el ábside de una catedral aun dañada por el incendio de hace un año.

"Hoy estamos en esta catedral medio hundida para decir que la vida todavía está ahí; en plena Semana Santa, el mundo entero está arrasado por una pandemia que propaga la muerte y nos paraliza", ha dicho Aupetit al inicio de una "meditación" a puerta cerrada y ante un grupo reducidísimo de cinco personas.

Ha sido un acto ecuménico de algo más de media hora en el que se ha intercalado la música de Bach y Telemann, interpretada al violín por un emocionado Renaud Capuçon, con textos de autores católicos leídos por los actores Philpippe Torreton y Judith Chemla.

Además de guardar la distancia social a la que obliga el Covid-19, los tres iban vestidos con unos llamativos monos blancos y unas botas gruesas para protegerse no de la contaminación del virus sino del plomo que se fundió durante el incendio que arrasó la cubierta y la famosa aguja de Viollet le Duc el 15 de abril del 2019.

Se calcula que en el interior del templo y en la isla de la Cité se han extendido en forma de micro-partículas 400 toneladas de plomo, lo que obliga a cualquiera que entre en la catedral a vestirse como un astronauta mientras no hayan terminado las labores de descontaminación.

Poetas católicos

Durante la ceremonia retransmitida en directo por varios canales de radio y televisión, se escucharon las palabras de la madre Teresa de Calcuta y de los poetas católicos franceses Paul Claudel, Marie-Noël y Charles Peguy.

Las cámaras mostraban un pequeño altar tapizado de rojo, flanqueado por dos grandes cirios donde reposaba la Corona de espinas que se salvó milagrosamente de las llamas. Se vieron también los colores vivos de las vidrieras intactas y las obras de arte que sobrevivieron al siniestro.

"Vamos a festejar pronto la Pascua, y celebraremos la vida más fuerte que la muerte. Celebraremos el amor, que triunfará sobre el odio", prosiguió el arzobispo, un antiguo médico que tuvo palabras de agradecimiento para el personal sanitario, en la primera línea de batalla frente al Covid-19, y de aliento para los enfermos y sus familias. El acto culminó con una conmovedora interpretación a capella del Ave María de Schubert por parte de Judith Chemla.

Desde el 15 de junio del 2019, dos meses después del incendio, cuando se celebró una misa restringida en el interior de la catedral, no se había vuelto a oficiar ninguna ceremonia religiosa porque las obras de consolidación del edificio van con retraso y se han interrumpido a raíz del confinamiento decretado el pasado 17 de marzo para no poner en riesgo la salud de los operarios en plena epidemia.