Las protestas se intensifican en India por la aprobación de una ley que otorga la ciudadanía a inmigrantes irregulares hindús, sijs, budistas, jainistas, parsis y cristianos procedentes de Afganistán, Pakistán y Bangladesh. La legislación excluye a los inmigrantes musulmanes, lo que ha provocado importantes concentraciones sobre todo en el norte del país. Al menos seis personas han muerto.

El texto, aprobado por el Parlamento bicameral el pasado miércoles, ha sido sido considerado conmo un ataque a fundación laica de la India al ligar la ciudadanía con la religión. La comunidad musulmana -un 14% de la ciudadanía en India- lo considera una clara discriminación.

La policía ha utilizado gases lacrimógenos y porras para contener a centenares de estudiantes de las universidades que rechazan la legislación. "La leyes inconstitucional e intenta despojar de sus derechos a los musulmanes y llevarlos a centros de detención", rezan sus pancartas.

La tensión desatada por la enmienda también ha tenido repercusiones diplomáticas para la India. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, pospuso su viaje durante el que iba a reunirse con el primer ministro Narendra Modi precisamente en uno de los epicentros de las protestas: Guwahati.