La Comisión Europea sigue empeñada en enterrar cualquier controversia que comprometa su credibilidad. Y tras la polémica contratación del expresidente, José Durao Barroso por parte del banco de inversiones Goldman Sachs y el descubrimiento de que la excomisaria de Competencia, Neelie Kroes, tuvo una empresa offshore en Bahamas de la que jamás informó, ahora es el actual comisario de Agenda Digital,Gunter Oettinger, quien amenaza de nuevo los cimientos del Ejecutivo que lidera Jean-Claude Juncker.

Oettinger, al que el democristiano luxemburgués ya obligó a principios de mes a pedir perdón por sus burlas a valones, chinos y homosexuales, vuelve al ojo del huracán tocado por un nuevo escándalo. El caso no es nuevo. Se remonta al mes de mayo aunque es ahora cuando ha estallado con toda su virulencia. El alemán aceptó entonces la invitación de un empresario y lobista germano, Klaus Mangold, para viajar el 18 de mayo en su avión privado aBudapest.

Cercano al Kremlin y partidario de terminar con las sanciones a Rusia, en la prensa alemana se le conoce como el "Mister Rusia" de las empresas alemanas y ha sido nombrado hace poco consul honorario del land Baden-Wurtenberg. Precisamente el estado federal que presidió Oettinger antes de recalar en la capital comunitaria como representante alemán en el colegio de comisarios.

LAS JUSTIFICACIONES DE OETTINGER

“Las acusaciones son infundadas”, zanjaba el martes el político alemán nada más estallar la polémica. El comisario debía participar al día siguiente en una conferencia y, según ha justificado la Comisión Europea, no habría llegado a tiempo a una cena de trabajo prevista con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Por eso, según Bruselas, Oettinger habría aceptado la sugerencia del Gobierno húngaro de viajar en el avión de Mangold que también se desplazaba ese día a la capital húngara y que según el alemán pagaba el Gobierno húngaro. “Optó por este tipo de transporte porque recibió la invitación de uno de los 28 Jefes de estado y de gobierno de la UE y la única forma era con este transporte”, se escudó el jueves el portavoz Margaritis Schinas.

Según el ecologista húngaro Benedek Javor, el democristiano alemán podría haber elegido entre cuatro vuelos comerciales que hacían ese día la ruta Bruselas-Budapest. Este eurodiputado, que tuvo conocimiento del caso a raíz de su publicación en un diario digital húngaro en el mes de junio, remitió una pregunta parlamentaria pidiendo explicaciones a Bruselas el pasado 7 de julio aunque curiosamente no obtuvo respuesta hasta este pasado 3 de noviembre.

La polémica tiene miga por muy diversos motivos. Para empezar, porque el código de conducta de la Comisión Europea señala que los comisarios no pueden aceptar regalos por un valor superior a los 150 euros, en segundo, porque todos los comisarios están obligados a inscribir en el registro de trasparencia sus reuniones con organizaciones y empresarios, y, por último, porque el Ejecutivo comunitario pretende encargarle la cartera de presupuesto y la vicepresidencia que hasta principios de diciembre ocupará la búlgara Kristalina Georgieva que dejará el cargo por el de otro en el Banco Mundial.

REUNIÓN DE TRABAJO

Hasta ahora, sin embargo, la Comisión Europea no ha dejado de sacarle la cara a Oettinger. Bruselas ni ve un problema que el comisario viajara en el avión privado de un conocido lobista ni considera que la hora y media que estuvo a bordo en compañía de Mangold deba ser considerado como una reunión de trabajo y por tanto inscrita en el registro de transparencia del que tanto presumen. Las explicaciones llegan ademas la misma semana en la que Bruselas da por cerrado -lo hacía este jueves- un procedimiento de infracción por posibles ayudas de estado contra Hungría sobre la extensión de una planta nuclear, Paks II.

La nueva polémica ha generado un reguero de críticas que se suman a las que ya protagonizó Oettinger a principios de mes. Bruselas cierra filas pero su futuro, si es que Juncker decide presentarlo definitivamente a comisario de presupuesto y obligado a pasar por la audición de la Eurocámara, puede estar en el aire.