Theresa May está a punto de perder al segundo ministro de su frágil Gobierno en una semana.La responsable de Desarrollo Internacional, Priti Patel, podría dimitir después de haber realizado varios encuentros secretos en Israel al más alto nivel. Patel, que había iniciado una gira por África, ha sido obligada a cancelar el viaje y volver a Londres.

La ministra aprovechó unas vacaciones familiares en agosto para entrevistarse con una docena de responsables israelís, incluido el primer ministro, Binyamin Netanyahu. En la mayor parte de las reuniones, estuvo acompañada por Stuart Polak, presidente honorario del lobi proisraelí Conservadores Amigos de Israel. Los encuentros tuvieron lugar sin el conocimiento de la primera ministra, del Foreign Office ni de la Embajada británica en Israel. El lunes, la primera ministra citó a Patel y, tras pedirle explicaciones y echarle una reprimenda, le reiteró su confianza. May quería evitar a toda costa una nueva crisis en el Gabinete, tras el cese, el miércoles de la semana pasada, del ministro de Defensa, Michael Fallon, relacionado con un escándalo de acoso sexual. Patel no había mencionado otros dos encuentros secretos más, no autorizados, en septiembre, con el ministro israelí de Seguridad Interior, Gilad Erdan, y el responsable del ministerio de Asuntos Exteriores, Yuval Rotem.

Hay otros dos miembros del Ejecutivo -el viceprimer ministro, Damian Green, y el secretario de Estado de Comercio Internacional, Mark Garnier- investigados por acoso sexual. El titular de Exteriores, Boris Johnson, hizon un comentario imprudente que puede obstaculizar la puesta en libertad de una periodista iraní casada con un británico, residente en el Reino Unido, encarcelada por espionaje. Su marido defiende que Nazarin Zaghari-Ratcliffe viajó a Irán para ver a sus padres. Pero Johnson dio a entender en el Parlamento otra cosa bien distinta. «Creo que estaba enseñando periodismo a la gente», afirmó.