El Ocean Viking, el barco fletado por Médicos sin Fronteras (MSF) y SOS Méditerranée que lleva a 356 inmigrantes rescatados frente a las costas libias, se encuentra próximo a las aguas de Italia y Malta, a la espera de que uno de los dos países le autorice a desembarcar. Sophie Rahal, una de las responsables de SOS Méditerranée, dijo ayer a Efe que Italia no les ha respondido a la nueva demanda que le hicieron el jueves para poder atracar en uno de sus puertos, mientras que Malta dice que no es su competencia, ya que los rescates se produjeron fuera de las aguas de su responsabilidad.

El buque, parado en alta mar entre Malta y Sicilia, no se ha puesto en contacto con ningún otro país porque «si se aplica el derecho internacional» y el principio del puerto seguro más próximo, debería ser alguno de esos dos el que lo acogiera». Rahal afirmó que no es una cuestión de su responsabilidad pronunciarse sobre un eventual reparto de los inmigrantes, como se ha acordado para el Open Arms, puesto que «son decisiones políticas». Pero recordó que algunas personas llevan ya una semana en el Ocean Viking, ya que el primero de los cuatro rescates fue el 9, y aunque tengan víveres y agua para días, insistió en que la situación no debe prolongarse.

«Todas las personas rescatadas estuvieron expuestos a altas temperaturas durante la travesía y permanecieron en el bote dos o tres días sin agua ni comida», explicó la portavoz de Médicos Sin Fronteras (MSF), Raquel González, quien recordó que proceden de Libia y «han vivido experiencias horribles», como han escuchado por sus testimonios. MSF expresó su preocupación por la situación de los 103 menores que viajan en el buque, de los cuales 92 son niños que están solos, sin un adulto de referencia.