La OEA inició una auditoría de las elecciones del 20 de octubre en Bolivia, en medio de choques entre oficialistas y opositores que suman dos muertos y unos 140 heridos tras la cuestionada reelección del presidente Evo Morales para un cuarto mandato.

El llamado del organismo internacional coincidió con llamados a la calma del presidente.

Hay que "empezar a pacificar Bolivia", proclamó el jefe de Estado, en una esperada comparecencia en la sede de Gobierno en La Paz, donde llamó tanto a sus afines a levantar los bloqueos en las carreteras como a los opositores a que cesen los paros ciudadanos de protesta contra él.

"No nos enfrentemos entre bolivianos", insistió después de que la noche anterior fallecieran dos personas en enfrentamientos entre partidarios y detractores del mandatario, las primeras víctimas mortales desde el estallido de violencia tras las elecciones del 20 de octubre.

Evo Morales comparecía poco después de que cerca de su despacho, en la sede de la Cancillería de Bolivia, se presentaran los primeros técnicos de la OEA llegados al país para auditar las elecciones y ver si existe el fraude a favor del presidente que denuncia la oposición.

Abogados, estadísticos, informáticos y así hasta una treintena de especialistas, que se encargarán durante unos doce días de chequear el cómputo de votos que dio a Morales una victoria que no le reconocen los opositores.

Su principal rival político, Carlos Mesa, tampoco reconoce la auditoría, por estar pactada entre Gobierno y OEA sin haber dado voz a quienes denuncian el fraude.

Mesa culpó a militantes del MAS, el partido del presidente, de las muertes el día anterior en la ciudad boliviana de Montero, a la vez que pidió a los suyos "que se replieguen, que no respondan con violencia".

Al final de la jornada, en varias de las principales ciudades del país se celebraron cabildos o asambleas ciudadanas multitudinarias, en las que se declaró un duelo nacional por los fallecidos.

La oposición y los movimientos cívicos contrarios al oficialismo ya dejaron de pedir una segunda vuelta entre Evo Morales y el expresidente Mesa (2003-2005), para reafirmar en estos cabildos que se anulen las elecciones, renuncie el jefe de Estado y se convoquen nuevos comicios.

Sin esperar a una auditoría que denuncian como un mero intento del Gobierno para mermar el descontento en las calles, en las que este jueves ya no se constató la violencia de días anteriores.

La Paz, sede del Gobierno y el Parlamento de Bolivia, Sucre, la capital del país, Cochabamba, Potosí y Tarija fueron algunas de las ciudades donde una multitud secundó las concentraciones pacíficas, aunque no faltaron gritos de "Evo asesino".