Las fuerzas gubernamentales de Sudán del Sur violaron mujeres, efectuaron ejecuciones y saquearon de forma masiva, dijo hoy la ONU al hacer públicos los resultados iniciales de una investigación que ordenó tras la última ola de violencia política en ese país.

En una serie de revelaciones que hizo al Consejo de Seguridad de la ONU, el alto comisionado para los derechos humanos, Zeid Ra'ad Al Husein, señaló que, aunque cientos de combatientes y civiles murieron en el fuego cruzado, otros fueron víctimas de ejecuciones sumarias a cargo de miembros del Ejército para la Liberación del Pueblo Sudanés, que actúa a orden del Gobierno.

Después de algunos meses de calma, los choques armados entre las fuerzas leales al presidente sursudanés, Salva Kiir, y las de su vicepresidente -ahora destituido- y oponente político, Riek Machar, se reanudaron, causando más de 300 muertos y 60.000 refugiados.

Según la ONU, los soldados del Gobierno habrían atacado específicamente a personas de etnia nuer, a la que pertenece Machar.

Zeid denunció que las investigaciones del personal de la ONU fueron obstaculizadas cuando se le negó acceso a algunas de las áreas más afectadas por la violencia en los días que siguieron al resurgimiento del conflicto.

Asimismo, se aplicaron restricciones de movimientos que se mantienen vigentes.

El alto comisionado sostuvo que su oficina documentó al menos 217 casos de abusos sexuales entre el 8 y el 25 de julio, perpetrados por miembros del Ejército, en particular contra mujeres nuer desplazadas.

En ciertos lugares, agregó Zeid, también se informó de violaciones por parte de grupos de jóvenes fuertemente armados y que se cree actuaban en apoyo del grupo rebelde opositor que lidera Machar.

"La violencia sexual continuó después de que los primeros enfrentamientos habían pasado y más de un centenar de mujeres y niñas fueron violadas, en algunos casos por pandillas, en el camino de Yuba hacia la localidad de Yei" explicó.

Tras la reanudación de los enfrentamientos, miles de civiles optaron por abandonar sus hogares en Yuba e intentar salir de esa ciudad, donde se ha concentrado la violencia.

Zeid también reveló que ha recibido informaciones de que algunos cascos azules no cumplieron con su deber de proteger a mujeres y niñas que estaban siendo violadas o agredidas cerca de donde éstos se encontraban.