El drama humanitario que viven los inmigrantes a bordo del Open Arms no solo sigue sin resolverse, sino que ha propiciado una desconcertante escalada de tensión entre la oenegé, el Gobierno español y el italiano, con críticas cruzadas que agravan desavenencias que se han ido larvando en lo que va de año. Los responsables del rescate desdeñaron la oferta de Pedro Sánchez para que el buque atraque en Baleares y le retaron a fletar un avión para trasladar hasta Madrid a los 107 migrantes que siguen a bordo tras 18 días en el mar como alternativa a la que, insisten, es la mejor opción: desembarcar en Lampedusa.

La oenegé considera «incomprensible» la oferta del presidente en funciones, entiende que llega tarde, porque tras 18 días en el mar los rescatados no están en condiciones de realizar una travesía semejante hasta Baleares y mucho menos hasta Algeciras, como había ofrecido el Ejecutivo el domingo. «No podemos hacerlo», opinó el director y fundador de la oenegé, Óscar Camps, que argumentó la negativa en las dificultades técnicas, además del agotamiento físico y psicológico de los rescatados.

El rechazo causó una sorpresa en el Gobierno que se transformó en malestar cuando la entidad empleó un comunicado para afirmar que Italia y España habrían llegado a un presunto acuerdo de desembarque. La Moncloa desmintió de plano haber alcanzado pacto alguno con Roma y ofreció entonces abastecer al buque para que pudiese acometer el viaje desde las costas italianas hasta las españolas.

SORPRESA / Pidió a sus responsables que, en lugar de actuar con notas de prensa, contactasen con el Gobierno para detallar qué material necesitarían para el trayecto. En el Ejecutivo empezaba a arraigar la idea de que en realidad el Open Arms no quiere volver a España por temor a sanciones y por eso busca alternativas.

El buque permaneció bloqueado en el puerto de Barcelona desde enero hasta abril de este año por orden del Ministerio de Fomento, que alegó que la embarcación carecía de los certificados que garantizan el cumplimiento de la normativa internacional de seguridad marítima.

Open Arms propuso ayer a Sánchez que fletara un Boeing para trasladar a los migrantes, una solución más rápida y, asegura, más barata. El plan sería que el buque atraque en Catania (Sicilia) y allí subieran a bordo de un avión hasta Madrid. La fórmula, sin embargo, vuelve a implicar la necesidad de una autorización para poder acceder a un puerto italiano, algo a lo que se niega el ministro del Interior, el xenófobo líder de la Liga, Matteo Salvini, y el traslado al aeropuerto.

240 EUROS / «Para dar dignidad a los rescatados, podrían transferirlos a Catania y desde allí en avión llevarlos a Madrid. Alquilar un Boeing para 200 personas tiene un coste de 240 euros por pasajero», defendió Gatti, quien aseguró que la solución dada por Sánchez al buque Aquarius el verano pasado costó 250.000 euros.

Ni Gobierno ni la oenegé logran esconder su irritación. El Ejecutivo alega que la resolución de la crisis hubiese sido más sencilla si el buque no se hubiese acercado a las costas italianas cuando se estaba ultimando un acuerdo sottovoce con Malta, país dispuesto a permitir el desembarco tan pronto la UE cerrase el pacto para reubicar a los migrantes. Según fuentes gubernamentales, el acuerdo estaba casi cerrado y apenas faltaban 20 personas por acoger.

La vicepresidenta, Carmen Calvo, dijo ayer que el Open Arms decidió ir a Italia «con el pronunciamiento judicial de que le dejaban entrar en aguas italianas pero no aclaraba si podía desembarcar, que es a lo que se ha acogido Salvini». La vicepresidenta recordó que el buque «tiene licencia para salir en ayuda humanitaria, no para rescatar», un mensaje bajo el que algunos ven la amenaza de volver a bloquear el buque si atraca en España. El Ejecutivo español endureció ayer el tono contra Salvini. La ministra de Defensa, Margarita Robles, le acusó de intentar sacar provecho electoral del drama humanitario. «Lo que hace Salvini es una vergüenza para la humanidad», acusó.