Si hay un país de la vecindad europea cuya deriva antidemocrática preocupa particularmente en la Unión Europea es Bielorrusia, que dirige con mano de hierro desde hace casi treinta años el presidente Alexander Lukashenko, a quien los Veintisiete responsabilizan de la represión policial brutal desatada tras las últimas elecciones presidenciales cuyo resultado no reconocen. De ahí que la decisión del Parlamento Europeo de conceder el Premio Sajarov 2020 a la oposición democrática bielorrusa, representada por el Consejo de coordinación, suponga un gesto de reprobación al régimen y un nuevo balón de oxígeno para el movimiento encarnado por mujeres como la candidata opositora Svetlana Tijanóvskaya.

"Las protestas masivas llevan 11 semanas en curso. Crece nuestra admiración y nuestra angustia por las represalias violentas de Lukashenko. Los actos de tortura y la negación de la verdad. El presidente ha perdido las elecciones y ha llegado el momento de escuchar la voz de su pueblo", ha advertido Sassoli felicitando a la oposición por su resiliencia y determinación. "Queridos galardonados, sigan siendo fuertes y no renuncien a su batalla. Estaremos a su lado y espero acogerles pronto en esta cámara para darles el premio", ha proseguido.

La decisión ha sido adoptada este jueves en la conferencia de presidentes del Parlamento Europeo, que reúne a los presidentes de los distintos grupos políticos. Los tres finalistas de este año han sido la oposición bielorrusa, propuesta por el Partido Popular Europeo (PPE), los socialdemócratas S&D y los liberales de Renew Europe; los activistas de Guapinol y Berta Cáceres en Honduras propuestos por la coalición Verdes/ALE y la Izquierda Unitaria Europea; así como el arzobispo de Mosul (Irak), Najeeb Michaeel, propuesto por el grupo Identidad y Democracia.

Finalmente, el galardón, que se ha convertido en el instrumento más visible del Parlamento Europeo para premiar el activismo a favor de la democracia y los derechos humanos, ha recaído en la candidatura propuesta por PPE/S&D/Renew para premiar y valorar la labor de mujeres como Tijanóvskaya, profesora y activista de los derechos humanos que se presentó como candidata principal de la oposición en las últimas elecciones presidenciales, celebradas el pasado 9 de agosto, después de que su marido fuera detenido y que se vio obligada a huir del país tras denunciar el fraude electoral por temor a ser también encarcelada.

"NOS HA ROBADO EL VOTO"

Precisamente Tijanóvskaya estuvo a finales de septiembre en Bruselas para pedir el apoyo a los ministros de exteriores de la UE y denunciar la ilegitimidad de Lukasheno como presidente de Boelorrusia. Nos ha robado el voto en las elecciones, denunció entonces en compañía del presidente David Sassoli que aprovechó la comparecencia para pedir la liberación de todos los presos políticos encarcelados por Lukashenko.

Junto a la labor de Tojanóvsya, la Eurocámara también ha querido reconocer el papel de la Premio Nobel Svetlana Alexiévitch, la música y activista política María Kolesnikova, activistas políticas como Olga Kovalkova y Veranika Tsapkala y otras figuras políticas y de la sociedad civil entre las que figuran los presos políticos Sergei Tijanosky y el que fuera candidato a las elecciones presidenciales en 2010 Mikola Statkevich.

El Parlamento Europeo otorgó por primera vez el Premio a la libertad de conciencia, bautizado con este nombre en honor del científico y disidente soviético Andrei Sajarov, en 1988. En aquella ocasión recayó en Nelson Mandela y Anatoli Marchenco. Desde entonces han sido muchos los movimientos, disidentes, políticos, periodistas, activistas y personas premiadas como las Damas de Blanco de Argentina, la oposición democrática de Venezuela, la activista paquistaní Malala Yousafzai, el médico congolés Denis Mukwege, la yazadí Nadia Murad o el director de cine ucraniano Oleg Sentsov.