La oposición venezolana se fracturó otra vez. Un sector permanece junto con un Juan Guaidó en cuarto menguante. Otra fracción decidió sentarse en una mesa de diálogo con el Gobierno pocas horas después de que el diputado a quien EE.UU y otros 54 Gobiernos reconocen como "presidente encargado" exigiera casi en soledad mantener la línea de la intransigencia. Su principal antagonista, Nicolás Maduro, celebró desde el Palacio de Miraflores el nuevo escenario. "Hoy se ha firmado un acuerdo que da un primer paso para la convivencia y la paz nacional". Maduro se mostró dispuesto a regresar a Barbados, escenario de la última y fallida tentativa de negociación con Guaidó, pero esta vez con los adversarios que han resuelto darle la espalda.

El Movimiento al Socialismo (MAS); Avanzada Progresista (AP); Soluciones y Cambiemos dieron ese paso después de que el madurismo se comprometiera entre otras cosas a conformar un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) y ofrecer las garantías electorales para las próximas votaciones. A su vez, se ha avanzado en la liberación de presos políticos. El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, oficialismo) volvería a la Asamblea Nacional (AN), controlada por los sectores que responde a Guaidó. La oposición moderada, por su parte, pidió que se levanten las sanciones económicas norteamericanas y pidió un programa de intercambio de petróleo por alimento, medicamentos e insumos para enfrentar las graves carencias sociales. "El fin debe ser una Venezuela de todos no de una parte frente a la otra", dijo el diputado Timoteo Zambrano.

EL ENOJO DE GUAIDÓ

Guaidó vio con muy malos ojos la escena compartida por maduristas y opositores: "ya el régimen ha intentado antes este tipo de maniobras, paso el 20 de mayo de 2018 y a sabemos cuáles fueron las consecuencias, al querer negar una solución real al conflicto, poner hoy pañitos de agua caliente a una emergencia humanitaria compleja, que evoluciona a una catástrofe humanitaria, sería irresponsable y que implica delito de lesa humanidad". Auguró que la iniciativa derivará en "mayor crisis, mayor aislamiento internacional, menos fuentes de financiamiento para Venezuela". La única forma de solucionar el conflicto, insistió, es terminar con la "usurpación" de Maduro.

Claudio Fermín, uno de los firmantes del acuerdo, cuestionó la hoja de ruta del "presidente encargado". A su criterio, "Guaidó ha tenido una extraordinaria oportunidad en estos últimos tres meses del diálogo en Noruega y Barbados, entonces que propone, la violencia o la resignación? o cruzarse de brazos, o entregarnos simplemente a la voluntad de factores externos?". El pasado 6 de agosto, Maduro abandonó los contactos con la oposición por considerar que había "celebrado" las medidas tomadas por la administración de Donald Trump. El diputado dio después por rotas las tratativas.

DETERIORO DE LA IMAGEN

El quiebre en la oposición tiene lugar cuando la estrella de Guaidó da signos de enfriarse velozmente. El 23 de enero, cuando se autoproclamó como la principal autoridad ejecutiva, convocó multitudes en Caracas. Su capacidad de movilización se mantuvo con fuerza hasta fines de abril, cuando fracasó el intento de destitución de Maduro con ayuda de una minoría militar. El pasado sábado, Guaidó intentó ocupar otra vez el este de Caracas. La manifestación en Bello Monte apenas convocó a decenas de personas. El diputado ha sufrido un fuerte golpe a su imagen después de que se conocieran las fotografías en las que aparece con integrantes del grupo paramilitar colombiano Los Rastrojos. Uno de ellos no ocultaba su arma. La fotografía fue tomada el 22 de febrero en el marco del frustrado intento de introducir ayuda humanitaria desde Cúcuta, la ciudad limítrofe con la venezolana Táchira.

En este contexto, Oslo reiteró su disponibilidad a facilitar el diálogo entre el Gobierno y la oposición venezolana. El noruego Dag Nylander dijo que su país acompañaría las gestiones "siempre y cuando las partes lo crean oportuno y avancen en una solución negociada".