No quedaba ninguna duda sobre las preferencias de Wikileaks en las pasadas elecciones estadounidenses, de las que fue protagonista al publicar miles de e-mails embarazosos del Comité Nacional Demócrata y la campaña de Hillary Clinton. Pero hasta ahora muy poco se sabía de la relación que pudo existir entre la organización de Julian Assange y la campaña de Donald Trump. Esas dudas acaban de ser despejadas. Ambos campos mantuvieron frecuentes conversaciones a través de la mensajería privada de Twitter antes y después de las elecciones de noviembre del 2016. Y dieron para bastante. Entre otras cosas, Wikileaks pidió a Trump que propusiese a Julian Assange como embajador de Australia en EEUU o denunciase un amaño electoral en caso de ser derrotado en los comicios.

El intercambio de correspondencia comenzó el 20 de septiembre del 2016, mes y medio antes de las elecciones, y se prolongó hasta julio del 2017, según ha revelado The Atlantic y más tarde ha confirmado una de las partes. Hablamos de Donald Trump Jr., el hijo mayor del presidente y el hombre que estuvo en contacto con Wikileaks tras recibir un primer correo que le alertaba del inminente lanzamiento de un comité de acción política «anti-Trump» que respondía al nombre de putintrump.org. «Hemos adivinado la clave», decía. «Consulta ‘Quienes somos’ para saber quién está detrás. ¿Algún comentario?» El primogénito del candidato le respondió unas 12 horas más tarde: «Off the record, no sé quiénes son, pero lo preguntaré. Gracias».

La cadena de correos forma parte de la montaña de documentación que los abogados de Trump Jr. entregaron a los comités del Congreso que investigan la trama rusa y todo parece indicar que han sido filtrados a la prensa. Así lo ha denunciado también su protagonista, que ha optado por hacerlos públicos en Twitter y más tarde ha ofrecido una respuesta a través de sus abogados. «Podemos decir con confianza que no tenemos ninguna preocupación sobre estos documentos y cualquier pregunta que pueda surgir ha sido debidamente contestada ante los foros apropiados», ha dicho el letrado Alan Futerfas, tras insistir en que los correos han sido «selectivamente filtrados».

Sin respuesta

Muchos de los correos enviados por Wikileaks no obtuvieron respuesta. Como aquel del 21 de octubre del 2016: «Hey Don, tenemos una idea poco común. Pásanos una o varias declaraciones de la renta de tu padre», le escribió la organización protransparencia, acusada por la inteligencia estadounidense de servirle de conducto a Rusia para diseminar información beneficiosa para la candidatura de Trump durante la campaña. Días antes, The New York Times había publicado unas declaraciones fiscales de Trump y, según Wikileaks, así se evitaría que otras «fuentes parciales» se adelantasen con nuevas exclusivas. No solo eso. También servirían para «mejorar la percepción sobre nuestra imparcialidad» y otorgarían un mayor impacto a las futuras filtraciones sobre Clinton «porque no se interpretará que vienen de una fuente pro-Trump o pro-Rusia», escribió Wikileaks.

El mismo día de las elecciones, volvieron a la carga. «Hola Don. Si tu padre pierde, creemos que sería interesante que no acepte la derrota y culpe a los medios de lo que ha pasado». No hubo respuesta.