El papa Francisco denunció hoy que en nuestros días "mujeres y niños son particularmente vulnerados, violentados y expuestos a toda forma de explotación, esclavitud, violencia y abuso", y lo hizo en su primer discurso en Tailandia, una de las metas del turismo sexual.

Francisco que llegó este martes a Bangkok, pero que comenzó hoy su agenda oficial con la visita a la sede del Gobierno, quiso reconocer también "los esfuerzos" de las autoridades tailandesas "para extirpar este flagelo, así como a todas aquellas personas y organizaciones que trabajan incansablemente para erradicar este mal y ofrecer un camino de dignidad".

Aunque el pontífice argentino no nombró específicamente la explotación sexual de mujeres y niños sobre todo por parte de turistas en este país, un negocio que aunque se ha reducido mucho en los últimos años supone cerca del 2% ó 3% del PIB, según varios informes.

Según algunas ONGs que trabajan en el país, más de 60.000 niños son explotados sexualmente en Tailandia cada año y cerca de 300.000 mujeres han caído también en la trata en un país donde paradójicamente la prostitución esta prohibida. Son sobre todo mujeres y niños procedentes de Camboya, Vietnam y Laos.

Ante las autoridades del país y tras haberse entrevistado con el primer ministro, el general Prayuth Chan-ochoa, el papa también se refirió al fenómeno de la migración que aseguró que "por las condiciones en que esta se desarrolla (...) representa uno de los principales problemas morales que enfrenta nuestra generación".

"La crisis migratoria no puede ser ignorada", destacó, y citó como "la propia Tailandia, conocida por la acogida que ha brindado a los migrantes y refugiados, ha enfrentado esta crisis debido a la trágica fuga de países vecinos", dijo Francisco.

ONGs como Human Right Watch y la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) han denunciado las condiciones de los pakistaníes cristianos y los de la minoría musulmana ahmadí a quienes Tailandia niega el estatus de refugiado aunque hayan tenido que huir de su país por ser perseguidos por su fe.

Ante ello, instó a "la comunidad internacional actúe con responsabilidad y previsión, pueda resolver los problemas que llevan a este éxodo trágico, y promueva una migración segura, ordenada y regulada".

"Ojalá que cada nación elabore mecanismos efectivos a fin de proteger la dignidad y los derechos de los migrantes y refugiados que enfrentan peligros, incertidumbres y explotación en la búsqueda de libertad y una vida digna para sus familias", agregó.

El papa no hizo referencia a la pena de muerte vigente en el país y que la Iglesia católica rechaza enérgicamente.

En su discurso ante el primer ministros, varios centenares de autoridades y el cuerpo diplmático acreditado en Tailandia aplaudió las elecciones del pasado marzo en las que fue reelegido el general golpista y "que han significado un retorno al normal proceso democrático" y "la coexistencia pacífica entre sus numerosos grupos étnicos".

También instó "a trabajar para que las personas y las comunidades puedan tener acceso a la educación, a un trabajo digno, a la asistencia sanitaria, y de este modo alcanzar los mínimos indispensables de sustentabilidad que posibiliten un desarrollo humano integral".