El Parlamento Europeo está dispuesto a avalar por ahora la recomendación del negociador europeo, Michel Barnier, a los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE de que existen “progresos suficientes” que permiten pasar a la segunda fase de las negociaciones del 'brexit'.

Pero este certificado no es ningún cheque en blanco y la Eurocámara, que tiene derecho de veto sobre el pacto final, “se reserva” la posibilidad de bloquear el acuerdo de salida de Reino Unido de la Unión Europea si no incluye los ingredientes que considera claves.

A dos días de la reunión que mantendrán este viernes los líderes de los 27, en la que se ratificarán el preacuerdo sobre la primera fase del divorcio, el pleno del Parlamento ha dejado constancia de su diagnóstico en una resolución aprobada con 556 votos a favor, 62 en contra y 68 abstenciones y que se produce tras el acuerdo in extremis cerrado el pasado viernes por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la primera ministra británica, Theresa May.

Sin cantar victoria

El texto, que ha obtenido el respaldo de todos los grandes grupos políticos -PPE, PSE, ALDE, Verdes/ALE e IUE-, parte de la base de que el informe elaborado por el excomisario y exministro francés permite que las negociaciones pasen a la segunda fase. “Es una etapa importante y nos permitirá pasar a las siguientes etapas de manera más serena”, ha resumido Barnier durante un largo debate en el que ha hecho especial hincapié en que, por primera vez en la historia de las negociaciones comerciales, “nos centraremos en controlar las divergencias más que en alentar la convergencia” hacia los estándares europeos. Pero el negociador de la UE no ha querido cantar victoria y ha aprobado por mantener “la calma” y proseguir el trabajo. Su intención, una vez consiga el aval también de los 27, es someter a la Eurocámara “a finales de enero” un borrador del acuerdo.

De momento, los flecos a resolver son, a juicio de la Eurocámara, todavía muchos y tendrán que estar resueltos antes de finalizar el acuerdo de retirada que deberá plasmarse “en un texto legal claro e inequívoco”, recuerda la Eurocámara en su texto.

Es más, “solo podremos aceptar un período transitorio si obtenemos resultados satisfactorios en la segunda fase. Tiene que quedar claro. Jugaremos un papel clave”, ha avisado el jefe de filas del PPE, Manfred Weber, durante un largo debate celebrado en la Eurocámara. “Tenemos dudas” y “los resultados los evaluaremos en otoño del año que viene. Veremos entonces si damos el visto bueno”, ha recordado también Gabriel Zimmer, líder de la Izquierda Europea. “Apoyaré la resolución con pena y rabia” pero “tenemos que entrar en la segunda fase para que la gente vea lo que van a perder. Ahí se darán cuenta del engaño”, ha insistido el nacionalista escocés Alyn Smith.

Cinco grandes flecos por resolver

Cinco son, a juicio de los eurodiputados, los elementos que todavía quedan por aclarar y atar. Para empezar, la ampliación de la cobertura de los derechos de los ciudadanos a posibles futuros socios de la UE. En segundo lugar, garantías de que el procedimiento administrativo exigido por Londres para los residentes europeos será “eficaz”, “de carácter declarativo” y “gratuito” y que la carga de la prueba en caso de impugnación la tendrán las autoridades británicas.

A juicio de los eurodiputados, tampoco se recoge con la necesaria claridad “el carácter vinculante” de las decisiones del Tribunal de Justicia de la UE en relación a los derechos de los ciudadanos ni el papel que jugará la futura autoridad nacional independiente -una especie de defensor del pueblo- en la tramitación de denuncias de los ciudadanos. El cuarto gran fleco sobre el que alertan se refiere a la falta de garantías sobre la libre circulación para los ciudadanos británicos que residen actualmente en alguno de los 27 y la última a la búsqueda de una solución para la frontera de Irlanda con Irlanda del norte.

Denuncia de falta de claridad

Han sido muchos los políticos que han reprochado la falta de claridad y varios los rifirrafes protagonizados por los representantes del UKIP y otros eurodiputados euroescépticos que han aprovechado para atacar a Bruselas y, sobre todo, al Gobierno de Theresa May por ceder antes las exigencias europeas. “Me da la sensación de que Theresa May, la amansadora, ha ido cediendo en todo. No podemos negar que la UE tiene mucho poder. La primera ministra llega en plena noche a Bruselas y forja un acuerdo con burócratas no elegidos con sede en Bruselas”, se ha quejado el británico Nigel Farage que ha avisado que “entramos en lo que parece un nuevo engaño” que podría saldarse en Reino Unido con “un nuevo gobierno que vuelva a meternos en la unión aduanera y en el mercado interior”.