Desde fuera, que un país modifique su nombre parece una tontería; un cambio pequeño que, a simple vista, no tiene más importancia. Qué más da que la Antigua República Yugoslava de Macedonia pase a llamarse Macedonia del Norte?

Fuera de los Balcanes, el debate es inexistente: a todo el mundo le parece bien el cambio de nombre; que Macedonia, al fin, tenga la opción de acceder a la Unión Europea y a la OTAN. Pero dentro, en el sur de la península Balcánica, la cosa cambia. Los ánimos están encendidos al máximo. Y Grecia la otra firmante del pacto está en plena rebelión, cuya crisis política amenaza con destronar al primer ministro, Alexis Tsipras.

De momento no lo ha conseguido, ya que el líder de Syriza ha superado esta semana pasada una moción de confianza. Pero todo puede precipitarse porque la tensión está cerca del límite.

El Parlamento griego debe votar este jueves para ratificar el acuerdo con Macedonia. En principio, según lo previsto, la votación resultará favorable al pacto. Syriza, gracias a los apoyos de parlamentarios independientes, ganará la votación. Pero lo hará rozando el larguero con 152 o 153 diputados de 300 y con un 70% de los ciudadanos griegos contrarios al acuerdo.

Hay más: en las últimas semanas, las manifestaciones contra Tsipras y el pacto se han multiplicado en Grecia. Los contrarios le acusan de traidor para arriba. El debate sobre el pacto está siendo muy traumático para el país dice Georgios Jristidis, analista griego. La derecha está usando argumentos del miedo con un lenguaje ultranacionalista trasnochado. Acusan a sus rivales políticos de antipatriotas. No sé si se dan cuenta de lo que están creando.

Uno de los argumentos favoritos de la oposición al acuerdo es que si la Antigua República Yugoslava de Macedonia pasa a llamarse Macedonia del Norte, ésta tendrá deseos irredentistas sobre la región de Macedonia de Grecia, capital Salónica. Es ridículo. No hay ningún hecho que lo demuestre, dice Jristidis, que, mientras habla, muestra su indignación absoluta con lo que está pasando en Grecia: Estoy muy triste. Todo esto tendrá un impacto en el futuro.

RALENTIZAR EL PROCESO

El debate para ratificar el acuerdo ha empezado este miércoles en el parlamento griego. Debe culminar, en teoría, este jueves por la noche, cuando se hará la votación final. En teoría, ya que el líder de la oposición y de Nueva Democracia (ND), Kyriakos Mitsotakis, ha dicho que su partido hará todo lo que sea necesario para evitar que el pacto se ratifique.

Y todo lo necesario, en este caso, sería presentar una moción de censura contra Tsipras. La votación del pacto con Macedonia tendría que aplazarse: hasta el fin de semana o la semana que viene. Todos los diputados tendrán que enfrentarse a su consciencia y responder ante la Historia por sus decisiones, ha dicho Mitsotakis.

Aunque la votación se posponga, sin embargo, el pacto será aprobado por Syriza y sus aliados en el parlamento. Tsipras espera, entonces, aguantar gobernando en minoría hasta octubre, hasta las elecciones. Quiere tiempo: convencer a la opinión pública griega de que el acuerdo es algo positivo; que, después de todo, no ha sido el fin del mundo para nadie.

FUTURO INCIERTO

No lo tendrá fácil, porque, en la actualidad, según los sondeos, está muy por detrás de Nueva Democracia. Se espera que Mitsotakis y ND ganen, y de casi el doble, a Tsipras y Syriza. Si gana Mitsotakis, me pregunto cómo gobernará, cómo gestionará el hecho de tener un acuerdo firmado con el vecino mientras tus votantes quieren desecharlo. Mi sensación es que Mitsotakis solo ha ido en contra del acuerdo por razones partidistas. Si hasta algunos diputados de ND en privado y no tan privado estaban a favor! Han sido muy irresponsables: han creado un ambiente extremadamente tóxico solo por razones partidistas, dice Jristidis. Nueva Democracia ha alimentando un monstruo, el del nacionalismo griego, que se puede acabar comiendo todo.