Los socialdemócratas italianos, aún convalecientes de la apocalipsis electoral del 2018, cuando tocaron su mínimo histórico, se preparan para unos meses decisivos. Las elecciones europeas del próximo 26 de mayo, que el Gobierno italiano ha anunciado que hará coincidir con los comicios en unos 3.800 ayuntamientos italianos, serán la primera prueba importante, tras el nombramiento a comienzos de este mes de Nicola Zingaretti como nuevo secretario del Partido Demócrata (PD), la principal formación de centroizquierda de Italia.

Si el PD no logra superar los catastróficos resultados del año pasado, cuando en las generales se hundieron hasta el 18% de los votos, la formación sufrirá un duro golpe, dejando la puerta abierta al fantasma de la escisión y de la irrelevancia política. Algo que, a su vez, reforzará a la ultraderechista Liga liderada por Matteo Salvini, con sus consecuencias imprevisibles.

La debacle de los últimos meses fue tan profunda -llegaron a perder incluso en el bastión rojo de Emilia Romaña-que el camino es empinado, como subraya Lorenzo De Sio, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Luiss de Roma. "El éxito de Zingaretti dependerá mucho de si logra reconectar con esa parte del electorado al que no le ha gustado el viraje ideológico de su antecesor Matteo Renzi hacia el centrismo, sobre todo en materia de derechos laborales", afirma.

"Uno de los errores de Renzi fue alejarse de los valores de izquierda en materia económica para centrarse demasiado en temas éticos, como los derechos de los homosexuales o la inmigración, asuntos que solo interesan a una minoría", insiste De Sio.

LA GESTIÓN DE LA INMIGRACIÓN

Ademas, en medio de un creciente empobrecimiento de la clase media italiana (ahogada, entre otros, por un paro juvenil que afectó al 30% de la población en el 2018, el doble de la media europea), el tema migratorio acabó, en la última parte de la legislatura de los progresistas italianos (2013-2018), siendo una especie de bomba atómica para el PD.

"Fue gestionado muy mal", admite Luigi Ammatuna, exalcalde de la ciudad siciliana de Pozzallo (2012-2017).

En el momento más álgido de los desembarcos de inmigrantes, Italia llegó a recibir a 22.000 refugiados en un solo año. "No se dio valor a las estructuras de segunda acogida, las destinadas a la integración, y al mismo tiempo no se supo comunicar que recibir a inmigrantes, para un país que no crece demográficamente, equivale a mantener en pie nuestro sistema. Ahí, de ese vacío, se aprovecharon los populistas y la ultraderecha, con sus mensajes xenófobos", afirma Ammatuna.

El otro frente será acabar con las fratricidas guerrillas internas. "La división interna que hubo en estos años fue brutal", reconoce el diputado Matteo Orfini, presidente del PD desde 2014 hasta el pasado 17 de marzo. "El fuego amigo nos cegó; tanto, que nos distanciamos de esas franjas de la población que más habían sufrido la crisis económica. Subestimamos toda esa rabia y sufrimiento que había crecido en el país, sobre todo en las periferias", se lamenta Orfini, entrevistado por este diario. "Y tampoco sirvió que reivindicáramos las políticas de cierre de fronteras, que acortaron la línea divisoria entre nosotros y la derecha tradicional", reflexiona.

TENDENCIA ASCENDENTE

Archivada esa batalla perdida, Orfini se muestra ahora esperanzado de que una campaña para las elecciones europeas basada en un europeísmo crítico y políticas socioeconómicas más inclusivas le permita al PD recuperar terreno. Los sondeos le dan esa confianza. Algunos de los últimos han llegado a situar a la formación entre el 20% y el 21,1%, la primera tendencia ascendente en meses, y algo que les ha colocado a muy corta distancia de sus rivales del Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

El cambio de tendencia este tiene lógica. Porque el M5S, el mayor beneficiario de las fugas de votos del PD en las pasadas elecciones, ha sufrido en nueve meses de Gobierno con la Liga de Salvini una sangría constante de apoyo. "No es imposible que el PD logre recuperar esos votos, dependerá mucho de las señales que Zingaretti enviará", afirma el analista De Sio. "Ojalá lo logremos. Estoy muy preocupado por Italia. Se ha creado un clima irrespirable. De mucho odio y rencor, no solo contra los inmigrantes, sino también entre gente de derecha e izquierda", afirma el alcalde Ammatuna.

Mucho contarán también las alianzas que el PD logre tejer en las próximas semanas. Tras años de alejamiento de los partidos de la izquierda radical y de salidas de representantes del PD de la minoría más izquierdista, el nuevo secretario de la formación ahora ha dicho que quiere recoser esas fracturas. Y ya han llegado algunas apoyos. "No tiene ningún sentido seguir en la división. Hay que volver a reconstruir la izquierda”, ha respondido Enrico Rossi, gobernador de Toscana (centro del país) y quien, por desavenencias con Renzi, dejó en 2017 el PD.