Seúl pedirá a Pionyang la reanudación de los encuentros entre familiares separados por la guerra en la esperada reunión que celebran hoy en la frontera. El orden del día solo incluye la participación de deportistas norcoreanos en los inminentes Juegos Olímpicos de invierno, pero el deshielo empuja a tantear otros asuntos.

Ninguno es más emotivo que los millones de coreanos que 70 años atrás amanecieron con una frontera física aislándoles de sus familiares. Los pocos que sobreviven albergan como último deseo verlos una vez más y sus esperanzas son muy vagas. La lista en Corea del Sur incluye a 60.000 ancianos y solo un puñado de ellos son agraciados para cada una de las reuniones, cada vez más raras. Pionyang suele suspenderlas cuando emergen las primeras asperezas como medida de chantaje. Su reanudación certificaría el giro en la dinámica del conflicto.