La policía alemana sigue estrechando el cerco sobre Anis Amri, el joven tunecino de 24 años a quien se considera autor del atentado que la noche del pasado lunes causó 12 muertos y hasta 48 heridos en Berlín al empotrar a gran velocidad un camión contra el popular mercadillo navideño de Breitscheidplatz. Esta mañana las autoridades han detenido a cuatro personas en Dortmund, al noroeste del país, que estarían presuntamente relacionados con el peor ataque terrorista que ha vivido la capital de Alemania.

Según ha avanzado la policía, ninguno de los detenidos es Amri, la persona más buscada de Europa en estos momentos. La captura de estos sujetos, de los que no ha trascendido aún más información, se enmarca dentro de la operación terrorista que las fuerzas de seguridad alemana han desplegado. A primera hora de la mañana hasta 100 policías han registrado un albergue para refugiados en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, al noroeste del país y donde el presunto autor del atentado habría residido durante este 2016. El pasado marzo las autoridades de este ‘land’ iniciaron una investigación contra Amri “ante las sospechas de la preparación de un acto criminal grave contra la seguridad del Estado”.

La policía también ha llevado a cabo registros infructuosos en dos domicilios del barrio berlinés de Kreuzberg. Se sabe que el presunto autor de la masacre habría trapicheado como camello en el parque de Görlitzer, en el centro de este barrio. Este miércoles, la fiscalía alemana ofreció una recompensa de 100.000 euros a quien proporcione información que pueda concluir en la detención del principal sospechoso. Desde Túnez, su supuesto país de origen, la familia de Amri le ha pedido al joven que se entregue a las autoridades para determinar su responsabilidad en los hechos que golpearon el corazón de Europa.

Amri es relacionado con Abú Walaa, la principal figura del radicalismo yihadista y a quien la policía ha considerado el líder del grupo terrorista Estado Islámico en Alemania. Aunque la investigación oficial aún no lo ha podido contrastar con datos, el Daesh (nombre con el que se conoce a EI) reivindicó este martes un atentado que por su modus operandi recuerda al brutal ataque perpetrado en Niza, Francia, el pasado 15 de julio.

ENDURECER LA DEPORTACIÓN

Las nuevas informaciones sobre el caso de Anis Amri han reabierto el debate sobre la deportación. El sospechoso perseguido por la policía estaba clasificado como sujeto “peligroso” desde el diciembre del año pasado, por lo que se le seguía la pista. Según avanzó el ‘Der Spiegel’, en verano la justicia alemana decidieron que debía ser deportado y lo trasladaron a un centro de detención, pero problemas burocráticos con Túnez paralizaron el proceso y eventualmente Amri habría quedado libre. Ahora, tras toda esta serie de complicaciones, el autor o autores del atentado están a la fuga “armados y violentos”, como apuntó el jefe de la policía de Berlín, Klaus Kandt.

Esto ha vuelto a dar alas a los sectores más críticos contra la cancilleraAngela Merkel. La política migratoria que ha defendido a capa y espada se encuentra ahora frente a su test más severo. Si el martes el presidente de la CSU -sus aliados conservadores de Baviera-, Horst Seehofer pidió endurecer las políticas migratorias y de seguridad, este jueves el diputado Stephan Mayer ha pedido extender el tiempo de detención de personas en caso dedeportación aprovechando el hecho de que Amri se había podido mover libremente por Alemania y marcar Túnez como “país de origen seguro” para así facilitar la deportación de sus ciudadanos.

Ante la presión de la CSU, el vicepresidente de los socialdemócratas (SPD), Ralf Stegner, ha rechazado las peticiones para endurecer la política migratoria impulsada de la mano de Merkel desde Berlín. “Creer que se puede lograr algo solo con un poco de dureza es un disparate”, ha apuntado este jueves en una entrevista al canal público ZDF. Frente a las críticas recibidas por miembros de la propia CDU, Stegner también ha rechazado la introducción de zonas de tránsito en las fronteras que actuarían como filtro para rebajar la llegada de refugiados.