La policía italiana ha detenido a 109 personas por pertenecer al clan mafioso Laudani, el más antiguo de la Cosa Nostra, en Catania, Sicilia. Entre los arrestados hay tres mujeres, que según los investigadores ocupaban puestos de mando, y Sebastiano Laudani, se 90 años de edad, fundador del clan, también conocido como "Morros de higos de India". También han pasado a disposición judicial dos abogados y un miembro de las fuerzas del orden.

Los arrestos han tenido lugar en la isla de Sicilia, en varias ciudades de la península y en localidades de Alemania y Holanda. Todos los arrestados están acusados de asociación mafiosa, tráfico de droga, extorsión, posesión ilegal de armas y falsa incripción de bienes.

Se trata de la mayor operación contra Cosa Nostra realizada en Catania -han participado 500 carabineros- desde hace mucho tiempo, después de que en los años 80 y 90 los clanes de la segunda ciudad de Sicilia sembraran la isla de asesinatos y atentados, a veces en competencia con los clanes de Palermo.

En un comunicado, la policía afirma que el clan “condicionaba la economía local de forma capilar a través de atentados contra empresas y agresiones a los titulares” de las mismas.

LARGA INVESTIGACIÓN

El fiscal antimafia de Catania, Michelangelo Patané, ha revelado que las detenciones son consecuecia de "una gran operación de los militares de la Benemérita que concluye una larga investigación que enciende los focos sobre uno de los clanes más sanguinarios de la historia de Cosa Nostra en Catania”.

Según los investigadores, la operación confirmaría cómo la mafia sigue “viva y vital”, a pesar de que “la falta de homicídios y hechos espectaculares pudieran llevar a pensar lo contrario”. El clan mantenía relaciones estables con la ‘Ndrangheta, la mafia de la región de Calabria.

Durante los registros de los domicilios de los detenidos, los carabineros han encontrado las listas de las víctimas de las extorsiones y los importes pagados regularmente al clan, aunque los interesados han negado incluso la evidencia.

Según los militares, la documentación demuestra que, siguiendo las directrices de los capos del clan, los mafiosos condicionaban toda la economía local de Catania y administraban también una “caja común” con la que sostenían a las familias de sus afiliados en prisión.