La llegada al poder del Partido Libertad y Justicia (PIS), liderado por el ultraconservador Jaroslaw Kaczynski, y sus ansias de control situó hace dos años a Polonia en una deriva imparable. “En menos de dos años se han adoptado 13 leyes que ponen en riesgo la independencia del poder judicial y la separación de poderes en Polonia. Toda la estructura del sistema judicial está afectada: el Constitucional, el Supremo, los tribunales ordinarios, el Consejo Nacional del poder judicial, la Fiscalía y la escuela judicial”, ha denunciado este miércoles el vicepresidente de la Comisión Europea.

El resultado es que la mayoría en el Gobierno puede “interferir política y sistemáticamente” en la composición, poderes, administración y funcionamiento del sistema judicial poniendo en tela de juicio su independencia. Casi el 40% de los jueces del actual Supremo, que decide por ejemplo sobre la validez de los resultados electorales, se verán obligados a jubilarse en base a una ley aprobada el pasado viernes.

Además, el presidente del Parlamento polaco tendrá poder para decidir si y por cuánto tiempo prolongar sus mandatos y todos los nuevos presidentes del Supremo serán nombrados por el presidente de la República a recomendación del nuevo poder judicial, dominado por jueces designados por el PIS. Muchos jueces se verán obligados a retirarse por la rebaja de la edad de jubilación, también cuestionada desde Bruselas por discriminatoria, y el ministro de justicia, máximo responsable de la Fiscalía, tendrá discreción para prolongar mandatos, destituir y nombrar a su antojo a todos los presidentes de los juzgados ordinarios sin obligación de justificar la decisión ni posibilidad de recurso. Hasta ahora 25 presidentes han sido ya destituidos y han sido nombrados 35 nuevos.

Boicot a Tusk y tala de Bialowieza

La lista de agravios no termina aquí. El choque de trenes va más allá de la reforma judicial. A comienzos de año Polonia intentó sabotear la reelección del presidente de la UE, Donald Tusk, aunque su campaña de acoso y derribo terminó en fiasco. Además, el Tribunal de Justicia de la UE ha exigido recientemente a Polonia el pago de una abultada multa diaria por incumplir una sentencia que exige al Gobierno ultraconservador dejar de talar el bosque milenario de Bialowieza, situado entre Polonia y Bielorrusia y patrimonio de la humanidad desde 1979. Varsovia insiste en que es el mejor remedio contra las plagas de insectos. Bruselas asegura, sin embargo, que la medida amenaza la integridad del bosque. Como con la reforma judicial, el Gobierno polaco ha optado de momento por mantener también este pulso.