El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, se desplazó ayer por sorpresa a Kabul, capital de Afganistán, para mediar en la crisis política abierta entre el presidente, Ashraf Ghani, y Abdullah Abdullah, el segundo candidato más votado en las elecciones presidenciales de septiembre y que no ha reconocido los resultados. Una crisis que podría poner en peligro el acuerdo de paz firmado entre los talibanes y Washington el 29 de febrero.

El portavoz del Palacio Presidencial, Sediq Sediqqi, anunció en Twitter que Ghani mantuvo una reunión con Pompeo en la que trataron «el proceso de paz, los siguientes pasos en el proceso, el consenso regional para la paz en Afganistán y la situación actual política y de seguridad».

Por su parte, el portavoz de Abdullah explicó que en un principio Pompeo tenía previsto reunirse con él y examinar «dos temas: la disputa electoral y el proceso de paz, aunque las discusiones se centrarán sobre todo en los problemas electorales». El jefe de la diplomacia estadounidense celebró dicho encuentro con Abdullah, quien en las redes sociales comentó que aprovechó su conversación con Pompeo para «intercambiar impresiones (...) sobre la importancia crítica del proceso de paz, así como sobre la necesidad de resolver la crisis política actual derivada de las últimas elecciones».

«El temor es que, a menos que se resuelva pronto, esta crisis pueda afectar al proceso de paz. Nuestro acuerdo con los talibanes podría estar en riesgo», admitió una fuente del Departamento de Estado, antes de añadir que no estaba claro si se podría encontrar una solución durante esta visita.

ACUSACIONES DE FRAUDE / Ghani fue declarado ganador de las elecciones presidenciales del pasado septiembre, lastradas por las acusaciones de fraude electoral. Abdullah, el segundo candidato más votado, se negó a reconocerlas y anunció la formación de un Ejecutivo paralelo, proclamándose como «presidente del Gobierno inclusivo» el 9 de marzo, al mismo tiempo que Ghani celebraba su toma de posesión. Según la prensa del país afgano, el secretario de Estado tenía intención de organizar un encuentro cara a cara entre los dos adversarios para tratar de resolver sus diferencias políticas. El objetivo es que Abdullah reconozca a Ghani a cambio de algún cargo.

Por otro lado, las negociaciones de paz parecen estancadas tras el acuerdo alcanzado el 29 de febrero en Doha entre EEUU y los talibanes. El pasado 10 de marzo, el Gobierno afgano debía liberar a 5.000 insurgentes, mientras que estos debían hacer lo propio con 1.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas, pero el intercambio no se produjo al no llegar ambas partes a un acuerdo.

MEDIDA ESCALONADA / El Ejecutivo de Ghani, inicialmente contrario a la medida, había propuesto una liberación escalonada: primero soltar a 1.500 talibanes antes del inicio de las conversaciones, y luego, en los meses siguientes, liberar a los 3.500 prisioneros restantes si la violencia disminuía. Sin embargo, los insurgentes rechazaron esta oferta e insistieron en la puesta en libertad de todos sus presos al mismo tiempo.

A esta situación se ha sumado ahora la crisis mundial del coronavirus. El enviado de EEUU a cargo de las negociaciones con los talibanes, Zalmay Khalizad, avisó el domingo de que era «urgente» implementar esta liberación de prisioneros, antes de que la propagación de la epidemia haga cada vez más difíciles los intercambios diplomáticos.

En el acuerdo con Washington también está prevista la retirada gradual de las fuerzas extranjeras de Afganistán en los próximos 14 meses, siempre y cuando los talibanes respeten los compromisos de seguridad. El repliegue de tropas estadounidenses ya ha comenzado, pero la irrupción del covid-19 ha obligado a ralentizar el repliegue.

Por otra parte, el propio Pompeo acusó al régimen iraní, uno de los países más afectados por el coronavirus, de «inventar una conspiración» denunciando las supuestas trabas norteamericanas para contener el brote y aseguró que Teherán ha rechazado la ayuda ofrecida desde Washington. «Las mentiras del líder supremo, (el ayatolá Ali) Jamenei, son peligrosas y ponen en peligro a los iranís y a las personas de todo el mundo», dijo el secretario de Estado de EEUU.