La segunda ola de contagios es ya una realidad en Portugal. La Dirección General de Salud ha notificado este lunes más de 1.000 nuevos casos por quinto día consecutivo, unas cifras que no se registraban desde el pasado mes de abril y que han hecho saltar las alarmas en el país, que se encuentra en estado de contingencia -nivel intermedio de alarma- hasta el próximo jueves. El Gobierno portugués, que en su día fue tomado como una referencia en la gestión de la crisis sanitaria, ha notificado este lunes 1.249 nuevos positivos. Una cifra ligeramente inferior a la registrada el pasado sábado, cuando se batió el récord histórico de contagios con 1.649 casos.

El Ejecutivo de António Costa, sin embargo, ha tratado de relativizar el impacto de la pandemia, a pesar de que uno de sus ministros ha dado positivo y otros dos se encuentran aislados desde el lunes. La ministra de Salud, Marta Temido, aseguró el pasado sábado que el aumento de casos se debe en gran parte a la realización de más pruebas. "Pasamos de una media de 2.500 test diarios en marzo a 19.600 en el mes de octubre", recalcó la ministra. Sin embargo, la responsable de Sanidad mostró su preocupación por el aumento de hospitalizaciones, las cuales se han duplicado en tan solo un mes, según los datos de la Dirección General de Salud. "Estos indicadores nos inspiran preocupación desde el punto de vista de la presión sobre el sistema de salud", aseguró Temido.

La situación en las UCI también es preocupante. Según ha informado este lunes el secretario de Estado adjunto de Salud, António Lacerda Sales, estas se encuentran a un 70% de ocupación. Lacerda ha descartado por ahora la instalación de hospitales de campaña a pesar de que los sindicatos de médicos denuncian que al menos dos hospitales del país están al límite de su capacidad. El Gobierno confía en que la incorporación de más de 5.000 nuevos profesionales sanitarios ayude a reducir la presión asistencial, aunque previsiblemente impondrá medidas más duras que las que existen actualmente en los próximos días.

Crecen las hospitalizaciones

El número de hospitalizaciones comenzó a aumentar a mediados de septiembre tras dos meses estabilizado. Fue entonces, el 15 de septiembre, cuando el Gobierno elevó el nivel de alerta y decretó el estado de contingencia que sigue vigente en el país hasta el próximo 15 de octubre. Hasta ese día, las reuniones están limitadas a un máximo de 10 personas en todo el territorio continental y la venta de alcohol en los supermercados está prohibida a partir de las 20 horas. La limitación en los aforos a una persona por cada 13 metros cuadrados es palpable en el centro de Lisboa, donde es habitual ver colas a la entrada de los establecimientos. Muchos portugueses también utilizan la mascarilla en espacios al aire libre, aunque esta medida no es obligatoria de momento.

Pero lo que ocurra a partir del jueves es todavía una incógnita. Por ahora el Ejecutivo no se ha pronunciado sobre medidas concretas, algo que sí ha hecho el presidente de la República, Marcelo Rebelo da Sousa, quien planteó este fin de semana la posibilidad de instaurar el uso obligatorio de las mascarillas en espacios abiertos y apeló a la ciudadanía a limitar los encuentros familiares de cara a la Navidad. "En vez de hacer una fiesta la noche de Navidad con decenas de familiares en un espacio limitado, es posible dividirse para las comidas y las cenas del 24 y del 25 de diciembre", aseguró el presidente portugués.

El primer ministro António Costa también ha apelado a la responsabilidad individual para combatir la pandemia, la cual suma ya un total de 87.913 contagios y 2.094 muertos en el país. Durante la cumbre Hispano Lusa del pasado sábado, Costa afirmó que "la sociedad no puede permitirse un nuevo parón" y recalcó la importancia de que la población se descargue la aplicación Stayaway Covid para ayudar a rastrear los contagios. Hasta ahora esta herramienta ha sido descargada 1,4 millones de veces, según el propio Gobierno, lo que equivaldría a más de un 10% de la población lusa.