Los portugueses han rendido un último homenaje al expresidente Mário Soares, en un emotivo acto donde familiares y autoridades han elogiado la vida y carrera política del hombre que tuvo un papel clave en la construcción del Portugal actual. En el segundo de los tres días de luto nacional decretados por su muerte, ocurrida el pasado sábado a los 92 años, el claustro del Monasterio de los Jerónimos de Lisboa ha vuelto a ser escenario del último tributo a Soares, al que han acudido autoridades nacionales y extranjeras, entre ellas el rey Felipe VI de España.

Con el féretro cubierto por la bandera de Portugal, el acto ha arrancado con un audio de la voz del socialista Soares, perteneciente al discurso que ofreció en ese mismo monasterio en 1985, en la ceremonia de adhesión de Portugal a la Comunidad Económica Europea (CEE), uno de los momentos más importantes de la historia reciente del país.

El himno de Portugal y otro audio de su esposa, Maria Barroso -fallecida en 2015-, han dado paso a los emotivos discursos de los dos hijos del exjefe del Estado, João e Isabel Soares, que han querido recordar entre lágrimas al hombre que era su "héroe".

CLAVEL ROJO EN LA CHAQUETA

Ataviado con un clavel rojo en la chaqueta, -el símbolo de la Revolución de los Claveles-, João Soares, que fue alcalde de Lisboa y ministro de Cultura, ha recordado la carrera política de su padre, que pasó por prisión varias veces durante la dictadura e incluso fue deportado a Santo Tomé y Príncipe, episodio que afrontó "con dignidad y coraje".Su hija Isabel ha centrado sus palabras en la parte más personal de la vida de Soares, el padre "que siempre estaba ahí" y que nunca expresó una "queja" o una "palabra de desánimo" por los reveses que tuvo que afrontar.

En el acto también han intervenido las máximas autoridades del país, aunque el primer ministro, el también socialista António Costa, ha tenido que hacerlo a través de un mensaje en vídeo por encontrarse de visita de Estado en la India. "Mário Soares construyó la historia y, por ello, la historia guardará su nombre, su obra, su ejemplo", ha dicho.

Algunos ciudadanos anónimos han podido asistir a la ceremonia después de esperar en fila durante horas a las puertas del monasterio, para rendir homenaje al que fuera presidente entre 1986 y 1996 y primer ministro en tres ocasiones. "Quería rendir homenaje a alguien que fue un gran hombre, un gran portugués, a quien debemos casi todo lo que tenemos (...) Nos sirvió de referencia, de faro, de puerta y de abrigo para todo lo que tenemos que seguir construyendo en el futuro", ha explicado uno de ellos, Nuno Antão.

Tras el acto -al que han acudido los presidente de Brasil, Michel Temer, Guinea Bissau, José Mário Vaz, y Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, entre otras autoridades-, el cortejo fúnebre ha salido hacia el cementerio lisboeta dos Prazeres para el funeral.

EN MARCHA LENTA

Rodeado de rosas, el féretro ha sido trasladado en una marcha lenta por las calles de Lisboa en un coche de caballos de la Guardia Nacional Republicana, ante cientos de portugueses que se han concentrado en las calles y ha salido a los balcones para darle su último adiós.

A su paso por la sede del Partido Socialista, que él mismo fundó desde el exilio, ciudadanos anónimos y militantes, empuñando rosas amarillas y claveles rojos, han entonado "Soares é fixe" (Soares es guay o estupendo), lema de su campaña en las presidenciales de 1986. El cortejo fue recibido en el cementerio con "honras fúnebres" por militares de las Fuerzas Armadas y el féretro fue trasladado al panteón de la familia, para una ceremonia privada.

Este ha sido el primer funeral de Estado celebrado en Portugal desde la llegada de la democracia tras la Revolución de los Claveles de 1974.