La Reserva Federal de Estados Unidos no suele decirle al Congreso o a la Casa Blanca lo que deberían hacer pero ahora, ante la inédita brutalidad de la crisis creada por el coronavirus, Jerome Powell ha roto la costumbre. En un discurso este miércoles, el presidente de la Fed ha instado a que el legislativo y el ejecutivo den luz verde a más inyecciones de dinero para evitar que el daño económico y laboral de la pandemia se vuelva permanente.

El panorama que ha retratado Powell en un acto virtual del Peterson Institute for International Economics es desolador. Ha hablado de una crisis cuyo alcance y velocidad no tiene precedente moderno y es significativamente peor que cualquier recesión desde la segunda guerra mundial. Ha recordado que las ganancias en el mercado laboral de la última década se han borrado, asegurando que el revés en la fortuna económica ha causado un nivel de sufrimiento que es difícil de capturar en palabras. Y un día antes de que la Fed publique un detallado informe sobre el impacto de esta crisis, ha subrayado que los más desfavorecidos están llevando el mayor peso, adelantado que ese análisis mostrará que casi el 40% de quienes perdieron su trabajo en marzo son trabajadores de hogares donde ya se ingresaban menos de 40.000 dólares al año.

Los datos de empleo de abril mostraron una pérdida sin precedentes de 20 millones de empleos en un mes. La tasa de paro se disparó hasta el 14,7%. Y latinos y negros, así como las mujeres, sufrieron los mayores golpes.

Más estímulo valdría la pena

Powell ha aplaudido los paquetes de ayuda aprobados hasta ahora por el Congreso y firmados por el presidente Donald Trump, que han inyectado casi tres billones de dólares en bolsillos particulares, el sistema médico y la economía general, pero ha dejado claro que pueden ser insuficientes. Aunque la respuesta económica ha sido apropiadamente grande y oportuna puede que no sea el último capítulo, dado que el camino por delante es altamente incierto y está sujeto a riesgos de caída significativos, ha dicho.

En alerta ante una crisis de efecto dominó, Powell ha advertido de que si se prolonga puede crear daño duradero a la capacidad productiva o insolvencias evitables tanto en hogares como en negocios que lastrarían el crecimiento durante años. Y ante ese panorama ha defendido nuevas inyecciones de ayudas. El apoyo fiscal adicional podría ser costoso, pero valdría la pena si ayuda a evitar el daño económico a largo plazo y nos deja con una recuperación más fuerte, ha asegurado.

Bloqueo político

Los demócratas han puesto sobre la mesa un nuevo paquete de estímulo, tres billones de dólares más en nuevas ayudas a trabajadores y también a estados y municipios, que podría votarse este mismo viernes en la Cámara Baja, donde tienen mayoría. Hay, no obstante, escasas perspectivas de que la propuesta logre luz verde en el Senado, controlado por los republicanos.

Entre los conservadores y en la Casa Blanca hay más preocupación por un déficit que se calcula que podría escalar este año hasta los cuatro billones de dólares y se opta de momento por seguir defendiendo la salida del país de las medidas de confinamiento y cierre, pese a las reticencias de las autoridades sanitarias por las prisas, confiando en que así se reactive la economía.

Recuperación más lenta

Las bolsas han recibido con caídas la honestidad sobre la gravedad de la situación de Powell, que también ha advertido de que aunque quizá se esté cerca de que la economía toque pronto su punto más bajo y empiece a recuperarse, hay una sensación creciente de que la recuperación puede llegar más despacio de lo que nos gustaría.

También el presidente de la Fed ha insistido en que al menos por ahora el organismo sigue rechazando bajar los tipos desde la horquilla actual del 0-0.25% donde los dejó en marzo para poner los tipos en negativo, algo que ocurriría por primera vez en la historia. De momento, seguirá optando por otras herramientas, incluyendo las tradicionales como la compra de más de dos billones de dólares en bonos y activos hipotecarios y otras con las que se está reinventando como las inyecciones de ayudas a pequeños y medianos negocios y estados que pronto se pondrán en marcha.