El Gobierno de Boris Johnson intentó nuevamente sin éxito ayer llevar a cabo la votación del acuerdo del brexit, después de verse obligado a suspenderla el sábado en una primera tentativa. Tampoco en esta ocasión lo logró. El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, rechazó la moción por considerar que «las circunstancias hoy (por ayer) son las mismas que el sábado» y «sería repetitiva y fuera de lugar». Los euroescépticos conservadores reaccionaron, una vez más, furiosos contra el speaker, al que acusaron de partidismo. Si el Gobierno hubiera obtenido el permiso de Bercow, Johnson habría podido retirar la carta solicitando una nueva ampliación de tres meses que tuvo que enviar el sábado a Bruselas, una humillación de la que se resiente.

La negativa obligó al Ejecutivo británico a presentar a trámite el proyecto de ley para implementar el acuerdo de retirada, que comenzará a ser debatido a partir de hoy, con una primera votación que puede determinar si el acuerdo será definitivamente aprobado una vez concluido todo el proceso. El Gobierno insiste en que ahora cuenta con los votos necesarios y es posible que así sea. Pero Johnson quiere tramitar la ley en el Parlamento en tres días, según anunció el líder conservador en la Cámara de los Comunes, Jacob Rees-Mogg, velocidad supersónica para una decisión de tal importancia, que diputados de todas las tendencias cuestionan.

ALARGAR LOS DEBATES / El plan de Johnson es prolongar los debates hoy y mañana hasta la medianoche si es necesario. Johnson pretende cumplir a cualquier precio con la fecha de salida del 31 de octubre como ha prometido incansablemente. En ese mantra le va el prestigio político entre su electorado, cuando los comicios están a la vuelta de la esquina. Serán los diputados quienes deban aprobar en votación el ritmo de la agenda y el tiempo de los debates.

TRAMPAS / El proceso en la Cámara de los Comunes y de los Lores es complejo y puede estar lleno de trampas para el primer ministro. Los parlamentarios pueden introducir enmiendas y aportar modificaciones al acuerdo, que lo desvirtúen de tal forma que quizás Johnson no esté dispuesto a aceptar. El Partido Laborista anunció que presentará una enmienda exigiendo que cualquier acuerdo sobre el brexit deba ser ratificado en referéndum y en una segunda pedirá que todo el Reino Unido siga formando parte de la unión aduanera tras la salida de la UE.

Cambios de ese tipo, de llegar a producirse, trasformarían la esencia del acuerdo firmado con la UE. Desde el equipo de Johnson se ha sugerido que, si eso pasa, el premier optaría por dimitir y buscar la salida en las urnas.