Cuatro meses después de las elecciones, Holanda sigue sin obtener una coalición firme de Gobierno pese a varios procesos de diálogo que han resultado infructuosos. Los intentos de formar Gobierno por parte del actual primer ministro, Mark Rutte, líder del VDD, se han visto frustrados debido a la falta de un cuarto partido que apoyara la candidatura.

Rutte buscó en primer lugar el apoyo del partido verde Groenlinks el pasado mes de abril. Sin embargo,las negociaciones se rompieron hasta en dos ocasiones por diferencias respecto a la política migratoria. Por ello, el pasado junio se unió a las negociaciones laUnión Cristiana (CU), partido con el cual alcanzarían los 76 diputados necesarios para mandar en un Parlamento compuesto por 150 escaños.

A pesar de que la primera toma de contacto hace un mes entre las cuatro partes acabó como la realizada junto a los verdes en abril debido a diferencias ideológicas, el lunes los líderes del VVD, CDA, D66 y la Unión Cristiana retomaron las negociaciones “sin establecer ninguna línea roja” con el fin de acelerar al máximo el proceso y crear un acuerdo de gobierno antes del verano que permita elaborar los presupuestos para 2018.

El cambio climático, la inmigración, la integración, las políticas fiscales, el sistema sanitario, la eutanasia o la edad de la jubilación son algunos de los temas más controvertidos para los partidos, especialmente por el diferente enfoque de democristianos y progresistas, por ello esta nueva ronda de negociaciones será totalmente abierta a todo tipo de acuerdos.

RÉCORD EN 1977

De fracasar este tercer intento de coalición, las opciones parecen acabarse para Rutte y la situación podría abocar a unas nuevas elecciones, descartada por completo la posibilidad de formar gobierno con el partido ultraderechista PVV de Geert Wilders, segundo más votado de las pasadas elecciones, y tras la negativa recibida por los socialdemócratas del PvdA tras sus malos resultados electorales.

Sin embargo, estas dificultades para alcanzar gobierno en Holanda no son ninguna novedad. En 1977, el país vivió su proceso más largo de formación de gobierno, durando 208 días, cifra aún lejana de los 314 días que tardó el PP en lograr los apoyos para la investidura.