La retirada del príncipe Andrés de la vida pública no es el punto final al escándalo en la familia real británica. La presión crece para que el duque de York hable «sin condiciones ni retrasos» con los investigadores estadounidenses del caso Epstein. Gloria Allred, abogada de varias de las víctimas del pedófilo multimillonario, volvió a pedirlo tras el comunicado del príncipe abandonando sus funciones reales.

Allred tiene gran experiencia en la materia. Ha representado a mujeres que han acusado de abusos a personajes como el presidente Donald Trump, el cómico Bill Cosby o el productor cinematográfico Harvey Weinstein. Otra abogada estadounidense, Lisa Bloom, prepara el envío de documentos al Reino Unido requiriendo que el hijo de la reina declare bajo juramento sobre su relación con Jeffrey Epstein. El convicto fue hallado ahorcado en su celda este verano.

El FBI investiga a una figura clave en el escándalo, Ghislaine Maxwell, exnovia de Epstein y amiga de Andrés desde los tiempos de la universidad. La mujer inglesa reside en Estados Unidos desde hace muchos años y es hija del que fuera magnate de la prensa caído en desgracia Robert Maxwell, muerto en extrañas circunstancias cuando estaba a punto de ir a la cárcel.

Ella fue quien presentó Epstein al príncipe. Maxwell es sospechosa de proxenetismo. Una alcahueta de la jet set encargada de proporcionar chicas, algunas menores de edad, al pederasta. En su poder estaría la lista de personalidades que frecuentaban las casas del desaparecido. Isabel II y el príncipe Carlos tomaron la decisión de apartar a Andrés para tratar de frenar la virulenta reacción de la opinión pública y los medios de comunicación tras la entrevista difundida el sábado en la BBC. Quien ha pasado a ser en algunos diarios el príncipe apestado y el príncipe paria se queda sin sueldo. Dejará de percibir el equivalente a 290.000 euros anuales que tenía asignados por sus funciones en nombre de la Corona.

En teoría, los ingresos del príncipe se reducen ahora a la pensión por el servicio en la Marina Real, unos 23.300 euros anuales. Una miseria para quien siempre ha llevado un tren de vida de playboy millonario, con vacaciones en yates de lujo, esquí en los mejores resorts y partidas de golf en lugares paradisíacos.