Alemania, Rusia, Francia y Ucrania han vuelto a acercar sus posiciones durante la noche del miércoles. Tras una larga reunión que se ha alargado seis horas, hasta la madrugada, la cancillera alemana Angela Merkel y los presidentes ruso, Vladimir Putin; francés, François Hollande y ucraniano, Petró Poroshenko, han dado un tímido salto adelante al dar luz verde a la propuesta de establecer una agenda para poner fin al conflicto en Donbass, la región al este de Ucrania en guerra desde el 2014. “La hoja de ruta para la aplicación de los acuerdos de Minsk debe ser elaborada para finales de noviembre”, ha avanzado Porosehnko, el primero en despedirse de Berlín.

El cuarteto de Normandía, que se reunieron ayer por primera vez en un año, ha acordado volver a verse el mes que viene para seguir negociando la implementación de los acuerdos de Minsk. El pacto de paz sellado en febrero y que ahora parece volver sobre la mesa incluye propuestas de gran calado, como la retirada del armamento pesado y la creación de una zona desmilitarizada en Ucrania. “Se mantendrá la misión de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) en Donbass”, ha asegurado Putin, quién ha visitado Berlín por primera vez desde el inicio de la crisis ucraniana.

A pesar de que en su última reunión se acordó una tregua temporal, ha habido poco progreso ya que, según ha indicado la OSCE, se registran incidentes y agresiones casi cada día. Eso llevó a Poroshenko a pedir a Merkel y Hollande mano dura con Putin para poder establecer acuerdos concretos sobre la seguridad en el este de Ucrania. Desde que el 2014 Rusia invadió Crimea y desencadenó esta crisis, el conflicto ha dejado más de 9.600 víctimas mortales por el camino.

Otro de los puntos acordados en Minsk que aún está en el aire es la implementación de la ley electoral en las regiones de Donetsk yLugansk, ambas controladas por los separatistas pro-rusos, para que se puedan realizar elecciones locales. El Parlamento ucraniano lleva meses encallado con ese punto, algo que Moscú reprueba. “Solo se celebrarán elecciones cuando las fuerzas extranjeras se retiren”, ha advertido Poroshenko, recordando otro de los puntos acordados en Minsk. Aún así, el presidente ucraniano ha añadido que los expertos seguirán trabajando en una posible legislación electoral en el Donbass.

CRÍMENES DE GUERRA EN SIRIA

Después de debatir largo y tendido sobre la crisis ucraniana, Merkel y Hollande han tenido una charla “muy clara y dura” con Putin sobre la guerra de Siria, donde llegar a un mínimo acuerdo aún queda “muy lejos”. Las diferencias en este conflicto son mucho más agudas, lo que se ha visto rápidamente al finalizar la reunión. “Los bombardeos en Alepo, de los que Rusia es responsable, son inhumanos y crueles con la población y no servirán para separar a terroristas de inocentes”, ha lamentado la cancillera. Mucho más directo ha sido el presidente francés. “Lo que está sucediendo en Alepo son crímenes de guerra”, ha criticado Hollande, quien ha adoptado un tono mucho más severo contra Putin en las últimas semanas. Más allá de la retórica, ambos líderes han evitado pronunciarse sobre la aplicación de más sanciones económicas contra Rusia, el instrumento por el que opta Merkel.

El líder del Kremlin también se ha mostrado dispuesto a extender elcese del fuego en Siria, una tregua temporal que anunció precisamente un día antes de la reunión. A pesar de ese gesto, mientras Putin se encontraba reunido en Berlín la prensa daba a conocer los posibles planes de Rusia para desplegar su flota naval en el Mediterráneo y lanzar una ofensiva final en Alepo. “Se trata del mayor despliegue desde el final de la guerra fría”, ha asegurado anónimamente un alto diplomático de la OTAN a la agencia Reuters.

La reunión se ha celebrado en uno de los momentos más tensos entre las relaciones diplomáticas de Moscú con Occidente. Su papel principal en el conflicto de Ucrania y su cuestionada participación en bombardeos sobre la población en Alepo como principal aliado del autócrata Bashar al Asad han trabado otra vez el diálogo con el gigante ruso. La cancelación la semana pasada de una reunión con Hollande por sus discrepancias con París ilustran ese clima de poco entendimiento. La reunión en Berlín no ha supuesto ningún avance en ese campo.