El asesinato de Mireille Knoll, una anciana de 85 años superviviente de la redada que el régimen colaboracionista de Vichy organizó en 1942 para enviar a los judíos franceses a campos de concentración nazis, ha provocado una gran conmoción en Francia y el miércoles se llevaron a cabo numerosas marchas silenciosas en las principales ciudades del país para rendirle homenaje y denunciar el antisemitismo que, según la fiscalía, ha motivado su muerte. Fue apuñalada y quemada en su casa.

La manifestación de París se desarrolló en un ambiente de tensión por la presencia de Marine Le Pen y de Jean Luc Mélenchon, que decidieron sumarse a la convocatoria a pesar de que el presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (Crif), Francis Kalifat, había vetado su presencia, en contra del criterio de uno de los hijos de la víctima. Kalifat vincula a la presidenta del Frente Nacional con la actitud antisemita de su padre, Jean Marie Le Pen, condenado el miércoles por haber dicho que las cámaras de gas habían sido un «detalle» de la segunda guerra mundial. En el caso del líder de la Francia Insumisa, el Crif le reprocha su apoyo a las campañas de boicot de los productos israelís en protesta por los asentamientos judíos en los territorios ocupados. Le Pen y Mélenchon fueron abucheados y zarandeados a su llegada a la plaza de la Nación y la policía evacuó a Mélenchon y a varios miembros de su partido. «Por otro lado, y también en París, Emmanuel Macron presidió el miércoles el homenaje nacional al gendarme Arnaud Beltrame, el teniente coronel de 44 años que el pasado viernes, durante el ataque terrorista en la pequeña localidad de Trèbes, sacrificó su vida para salvar la de una rehén. Un acto «heroico», dijo el presidente, que encarna «el espíritu de resistencia» francés.