Es el pistoletazo de salida para una nueva carrera de armamentos, que será respondida por Moscú ajustando el presupuesto militar. Esta ha sido la primera reacción del presidente de Rusia, Vladímir Putin, al despliegue, iniciado por EEUU, de un sistema de defensa antimisiles en una antigua base soviética de Rumanía. "Esto no es un sistema de defensa; es parte del potencial nuclear estratégico estadounidense llevado a una periferia; en este caso, Europa del este es esta periferia", ha remachado el líder del Kremlin.

Pese a la crisis económica que sufre Rusia, con un decrecimiento del PIB del 3,7% en el 2015, el máximo mandatario ruso promete, en tono de advertencia, "neutralizar" el despliegue invirtiendo el dineropresupuestado en el sector de Defensa para modernizar las Fuerzas Armadas.

"Hasta ahora, aquellos que han tomado estas decisiones han vivido tranquilamente, confortablemente y en seguridad; ahora que estos elementos del sistema de defensa antimisiles están siendo desplegados, estamos obligados a pensar cómo neutralizar las amenazas emergentes a la Federación Rusa", ha continuado, en referencia a EEUU, en un discurso ante altos oficiales militares y mandatarios del complejo militar-industrial.

Tras el despliegue en el mar Mediterráneo de buques de guerra armados con misiles Aegis, el inicio de los trabajos en la base de Rumanía constituye, en opinión de Putin, "otro paso para agitar la seguridad internacional y comenzar una nueva carrera de armas". Ante ello, Rusia, ha prometido el mandatario ruso, continuará gastando el presupuesto aprobado para renovar su Ejército y "mantener el actual equilibrio de fuerzas".