Moscú ha esperado unos días para reaccionar a la nueva doctrina de Defensa anunciada en Washington por el presidente estadounidense, Donald Trump. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dedicado duras palabras al documento, que identifica a Rusia como enemiga y competidora de EEUU.

“En lenguaje diplomatico, dicho en dos palabras, tiene un carácter ofensivo; en lenguaje militar, es sin duda agresivo”, ha declarado el líder del Kremlin en el transcurso de un encuentro con altos oficiales del estamento militar.

El presidente ruso también ha cargado con dureza contra Europa, por permitir despliegues militares “a marchas pertenecientes a EEUU y a la Alianza Atlántica. “Cuando nosotros desplegamos alguna unidad en nuestro territorio, se interpreta como una amenaza para alguien; y cuando cerca de nuestras fronteras se instalan bases, infraestructuras y nuevos sistemas, se ve como algo normal”, ha destacado.

Tratado de desarme

Uno de los pilares del sistema de desarme mundial es el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (INF), rubricado por EEUU y la URSS en 1987, que se encuentra en la picota, ya que tanto Washington como el Kremlin se acusan mutuamente de violarlo. “Siempre están buscando violaciones por nuestra parte, pero, mientras, ellos se dedican a ello precisamente”, ha enfatizado el líder del Kremlin.

Para Putin, las pruebas que se están realizando para testear las capacidades del polémico escudo antimisiles constituyen una de esas violaciones, ya que emplean proyectiles “idénticos a los misiles balísticos de corto y medio alcance” prohibidos por el INF.

“Todo esto se hace con un objetivo: el chantaje; ya que se crea la ilusión de un posible ataque impune”, ha continuado el presidente ruso, rompiendo, en su opinión, la paridad estratégica ruso-estadounidense.

Ambiente enrarecido

Pese a la buena sintonía personal entre Trump y Putin, las relaciones entre Rusia y EEUU atraviesan por su peor momento desde el final de la guerra fría. Las fricciones en las guerras de Siria y Ucrania, donde ambas potencias apoyan a bandos diferentes en liza, así como las acusaciones de pirateo contra hackers bajo control del Kremlin en los procesos electorales en Occidente, han enrarecido el ambiente en los últimos años.

Todo ello ha sido denunciado en el transcurso de la visita realizada por el ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, a Moscú, donde se encontró con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. “Creo que es muy importante que usted reconozca los intentos de injerencia (rusos) en nuestro referéndum del brexit y en elecciones”, ha presionado Johnson.