Salidas de emergencia bloqueadas, alarmas antiincendios que no sonaron, personal que abandonó a su suerte a menores de edad mientras el fuego se extendía, y una creciente sensación de que las autoridades no dicen toda la verdad y ocultan información para protegerse, empezando por la verdadera cifra de víctimas, que oficialmente asciende a 64 fallecidos, entre los cuales 41 niños.

Escasas horas después de que un incendio de grandes proporciones destruyera el centro comercial 'Cereza de invierno' en Kémerovo, una ciudad minera de tamaño mediano en Siberia Occidental, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha viajado raudo hasta el escenario de la tragedia para atajar la creciente ira popular que va fermentando en esta localidad aún en estado de conmoción y donde ya se han producido las primeras manifestaciones de protesta.

El líder del Kremlin ha depositado flores en un memorial en homenaje a las víctimas, antes de responsabilizar a las autoridades regionales por las dimensiones que adquirió finalmente la tragedia y prometer que los responsables serían castigados. "¿Qué es lo que está pasando aquí; esto no es una inesperada explosión de metano en una mina de carbón; la gente vino aquí a relajarse, hay niños; hablamos de que en Rusia hay un problema demográfico y perdemos a tanta gente", ha reprendido el presidente ruso.

"¿Y porqué? Debido a una negligencia criminal, por la despreocupación; ¿como pudo haber pasado esto?", ha lamentado.

La convulsión generada por la elevada cifra de fallecidos está dando paso, en esa ciudad siberiana, a un estado de indignación popular que incluso ha dado pie a las primeras manifestaciones. La publicación opositora 'Nóvaya Gazeta' encabezaba el lunes, con un elocuente titular una información realizada por uno de sus periodistas en la escuela cercana al centro comercial que ardió donde fueron congregados los familiares de los fallecidos: "vimos arder a nuestros hijos".

Manifestación espontánea

Centenares de personas se han concentrado este martes en las calles del centro de Kémerovo en un ostensible estado de indignación, criticando la desidia del personal del centro comercial y de las autoridades locales. La desconfianza era tal que incluso se ponía en tela de juicio el balance oficial de fallecidos. "¿Porqué no nos dicen la verdad?", se ha preguntado uno de los congregados, a un reportero de Reuters. Según los familiares, existe una lista de 85 personas desaparecidas, la mayoría de ellas niños. Putin ha insistido en que no hay ocultación de información.

Algunos de las pancartas tenían incluso un carácter político, responsabilizando de la tragedia al gobernador local y al propio presidente Putin. "Vova y Aman a prisión", rezaba una de ellas, diminutivos que hacían referencia al presidente Vladímir Putin y al gobernador de Kémerovo, Amán Tuleeyev. El alcalde local, presente en el acto, ha intentado dirigirse a la multitud pero los gritos exigiendo su renuncia lograban acallar su voz. Un alto funcionario, Serguéi Tsiviliev, se ha arrodillado ante la multitud pidiendo perdón.

El Comité de Investigación de Rusia, la principal autoridad federal y encargada de llevar a cabo las diligencias en los casos más importantes, ha informado al jefe del Estado que la alarma antiincendios estaba fuera de servicio desde el 19 de marzo y que un guarda de seguridad no hizo sonar la sirena de evacuación. También le ha explicado que el personal del centro comercial huyó, abandonando a su suerte a niños y padres.Un total de cinco personas han sido arrestadas hasta el momento.

De acuerdo con la oposición, el episodio es un ejemplo más de la indolencia y la impunidad con la que actúan las autoridades locales en Rusia. Alekséi Navalni, el principal líder opositor en Rusia, ha instado a sus seguidores a manifestarse en actos que han tenido lugar en el centro de Moscú, concretamente en la plaza Manezh, a tiro de piedra del Kremlin, y en la plaza Pushkin, ambos escenarios de marchas contra la corrupción convocadas recientemente por el bloguero anticorrupción. En San Petersburgo, la segunda ciudad del país, también se celebraron manifestaciones similares.