El presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero regresó a Caracas en un nuevo intento de acercar posiciones entre el Gobierno y la oposición venezolanas en relación a la consulta revocatoria. Pero en las últimas horas no se hablaba tanto de las posibilidades de su mediación sino de otro español, el gaditano Alfredo Serrano Mancilla, cuyo reciente artículo “Las tesis económicas del chavismo” parece irrumpir como hoja de ruta para que Nicolás Maduro supere una tormenta económica que otros analistas, incluso de izquierdas, observan con marcado pesimismo.

Serrano Mancilla es doctor en Economía formado en Barcelona, miembro del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), varios de cuyos miembros son cargos destacados de Podemos, y director del Centro Estratégico Latinoamericano Geopolítico (CELAG). La prensa caraqueña le atribuye un papel en el diseño de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que el Gobierno abrió para mitigar los devastadores efectos de la escasez y la especulación en el mercado negro. Maduro alguna vez lo llamó “Jesucristo de la economía” pero Serrano Mancilla no puede repartir panes ni peces. Tampoco se inclina por los milagros. En rigor, las “tesis económicas del chavismo” que publicó el sitioaporrea.org dan cuenta de su inquietud. “Se apertura una nueva etapa histórica para replantearse cómo resurge el Chavismo hacia delante tras este ciclo corto tumultuoso”, señala el director del CELAG. Para Serrano Mancilla, el ámbito de lo económico “es crucial en esta discusión” porque la “guerra económica interna continua haciendo estragos” y la emergencia “obliga a acelerar las respuestas”.

EL PELIGRO DE UNA CATÁSTROFE

El tiempo apremia y “toca tomar un camino”. Aparecen muchas ventanas y “no todas son compatibles entre sí”. El economista advierte cuatro horizontes. Unos no quieren moverse “ni un ápice de los viejos postulados ortodoxos” que la oposición señaliza como responsables de la crisis. Están, según Serrano Mancilla, aquellos que persiguen nuevas “amistades peligrosas” para lograr una gobernabilidad económica a caballo de una “neosocialdemocracia bolivariana”. Tampoco faltan los que quisieran hacer “un viraje neoliberal en versión suave”. Por último, detecta “los que buscan en Chávez” qué hacer en estas difíciles circunstancias. Lo táctico se suele confundir con lo estratégico y posterga una “gran definición” que, de no llegar, “se corre el riesgo de que cada quién tome su propia receta, lo que podría desencadenar un empate catastrófico, sin final feliz”.

Serrano Mancilla considera que “sería un error histórico pensar que se puede salir únicamente con medidas económicas sin atender a la disputa política”. Pero, por lo pronto, las autoridades deben atender “en el menor tiempo posible” las “cuatro grandes enfermedades” que padece la economía venezolana: los efectos del rentismo exportador petrolero, la dependencia de las importaciones, de la que se habla desde hace más de una década, la especulación derivada de un deficiente sistema distributivo y el lastre que provoca una estructura económica oligopólica. A pesar del diagnóstico demoledor, Serrano Mancilla cree todavía que el “cuadro médico complejo” tiene “cura”. Y para hacerla posible recomienda una revolución Tributaria, otra política de estabilización de Precios con “abastecimiento Soberano”, formas creativas de captación y administración de divisas, uno de los males endémicos de Venezuela, y profundizar el reordenamiento de la política de subsidios. El chavismo no debería tener grietas internas. Deba “generar un nuevo consenso de ideas económicas del Chavismo en torno a la nueva época y nueva épica”.

TODO PUEDE SER PEOR

Desde México, Heinz Dieterich, el creador del slogan “socialismo del siglo XXI” tiene una visión aciaga del porvenir. En otro artículo deaporrea.org, Dieterich sostiene que ante la amenaza opositora de desconocer a las máximas instancias ejecutivas, electorales y judiciales del Estado; y ante la amenaza del Ejecutivo y del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de desconocer a las fuerzas parlamentarias y partidistas de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), “el campo de batalla por el Estado está escenificado”. Fuera de un pronto movimiento abrupto de las masas, el ensayista alemán radicado hace décadas en América LatIna estima que la disputa será “decidida desde el exterior”, y que Washington “agregará a la agresión política y mediática el estrangulamiento financiero-económico”. El paso final, conjetura, será la amenaza de la fuerza militar hemisférica. “Con la economía quebrada, sin organización ni apoyo de las masas, sin narrativa, ni programa de salvación nacional y sin sujetos revolucionarios o solidarios hemisféricos de importancia,será difícil evitar el colapso de la obra que Hugo Chávez empezó hace 25 años”.