Bajo una sociedad zarandeada por la crisis que parece encajar los recortes y las injusticias sin rebeldía, se escucha un despertar ciudadano, una ebullición que augura cambios políticos; veremos si de calado o cosméticos. También enfrentamos peligros. El principal es el crecimiento del discurso xenófobo.

El hartazgo es evidente en las mujeres, cansadas de un machismo estructural (y antidemocrático) que las relega a un papel subalterno en oportunidades, derechos y salarios. No es solo el 8-M, espectacular en España, lo es el movimiento #MeToo contra el abuso sexual que ha puesto Hollywood patas arriba y amenaza a las grandes empresas. El derecho de pernada ha terminado en cualquiera de sus disfraces.

En EEUU se percibe otro movimiento, el de los escolares de Parkland que han asumido el liderazgo de la lucha contra el negocio de la venta de armas de fuego en EEUU. Son alumnos de la escuela Stoneman Douglas, que el 14 de febrero sufrió un tiroteo que costó la vida a 17 de sus compañeros.

7.000 pares de zapatos

Esta semana, al cumplirse un mes, decenas de miles de estudiantes estadounidenses abandonaron sus aulas en protesta. Otros depositaron 7.000 pares de zapatos ante el Congreso, donde en teoría reside la soberanía popular, en memoria de los niños muertos por armas de fuego desde el 2012. No piden la luna, solo que se impongan algunos límites, como prohibir la venta de fusiles de asalto.

El próximo sábado habrá una gran manifestación en Washington. Se espera la participación de más de medio millón de jóvenes que han declarado la guerra a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el lobi de los fabricantes. Ha pasado un mes y la poderosa NRA ha logrado parar el primer golpe, cuando Donald Trump dijo que estaba a favor de ciertas restricciones y de elevar la edad mínima de compra a 21 años.

En Florida, uno de los Estados más laxos, la presión estudiantil ha forzado al gobernador Rick Scott a endurecer el acceso a las armas de fuego, medidas que la NRA ha contestado de inmediato en los tribunales. La fuerza de la NRA reside en su capacidad económica: es donante de muchos congresistas.

Este movimiento contra las armas crece cada día, pero aún es pronto para saber si se mantendrá en el tiempo. De alguna manera están emparentados con el de Occupy Wall Street.

Este año se renuevan los 435 escaños de la Cámara de Representes, en la que los republicanos tienen una mayoría de 24, y un tercio del Senado. Se trata de un referéndum sobre la presidencia de Trump, de cómo podrá gobernar en la segunda parte de su mandato. También renuevan 22 gobernadurías, entre ellas la de Florida, de ahí la prisa de Scott en parecer sensible a las demandas ciudadanas. Si se trata de una pose electoral para salvar el trasero se verá en diciembre.

Dos millones de estudiantes que eran menores de edad en el 2017 accederán este año al derecho de voto. En su movilización nacional hay una campaña de concienciación para que los jóvenes se registren como votantes, que es un requisito obligatorio para acudir a las urnas. La abstención es crónica en EEUU.

Lo ocurrido en la elección especial del distrito 18 de Filadelfia, situado en el suroeste de Pensilvania, es una sorpresa, independientemente del resultado final, ya que el republicano Rick Saccone no acepta su derrota (por 641 votos a falta del cómputo de los enviados por correo). Trump ganó ahí en el 2016 con un margen del 20%. Venza o no el demócrata Conor Lamb, lo ocurrido ya es un revés para los republicanos y una advertencia de lo que puede suceder en noviembre.

Se detecta entusiasmo en algunas primarias demócratas. Son las que elegirán a los candidatos que disputarán los escaños y las gobernadurías. Hay algunos candidatos emergentes, situados más a la izquierda (en los parámetros de EEUU), que amenazan el estatus de algunos dinosaurios del partido. Es algo más que una revolución generacional porque es la misma que impulsó en el 2016 a Bernie Sanders (hoy 76 años). Un ejemplo es el caso de la senadora demócrata Dianne Feinstein. Después de cuatro reelecciones puede perder la nominación de su partido en favor de Kevin de León, hijo de padres guatemaltecos y defensor del control de armas.

Son los asuntos que preocupan a la calle, los que están impulsando a otro tipo de políticos. Los jóvenes que se manifestarán el próximo sábado en Washington son los nuevos votantes. Son conscientes de que necesitan un cambio. Algunos de ellos serán mañana los nuevos dirigentes. Algo está pasando en EEUU, y en España, donde miles de pensionistas han tomado las calles. Si fuera Mariano Rajoy tendría cuidado con ellos, son los jóvenes del 68 que creyeron que bajo los adoquines había arena de playa.