Las autoridades británicas comenzarán a construir este mes un “nuevo y gran muro” en Calais, para tratar de impedir que inmigrantes y refugiados en el puerto francés entren en el Reino Unido. Así lo ha confirmado el Secretario de Estado británico para la inmigración, Robert Goodwill, en una comparecencia parlamentaria. El nuevo muro tendrá un kilómetro de largo, cuatro metros de altura y estará dividido en dos secciones, que se instalarán una a cada lado de la carretera conocida como Rocade. Su coste aproximado es de 2.3 millones de euros.

“La gente sigue entrando”, declaró Goodwill. “Hemos puesto vallas. Ahora vamos a poner un muro”. La construcción debería proteger de los inmigrantes camiones y otros vehículos, que tratan de abordar, a veces de manera violenta.

El material con que se construirá el muro será de hormigón resbaladizo, que hará más difícil el que pueda ser escalado. Estará adornado con plantas y flores a fin de disimular la brutalidad de la construcción y su impacto visual. La obra forma parte de un plan conjunto de medidas seguridad entre las autoridades del Reino Unido y Francia dotado con 20 millones de euros. También se construirá un espacio en Calais para albergar con medidas de seguridad 200 camiones.

Los activistas que trabajan en el campo de refugiados del puerto galo han criticado el proyecto al que han bautizado como “la gran muralla de Calais”. Kilómetros de vallas y alambradas de seguridad no han impedido hasta ahora que los inmigrantes encuentren la vía para colarse en los vehículos. “Cuando se ponen vallas en cualquier lugar del mundo, la gente encuentra la forma de traspasarlas. Es un desperdicio de dinero. Puede suponer un mayor peligro para la gente, hacer subir las tarifas de los traficantes de gente y la gente terminara por correr un riesgo más alto”, ha declarado a The Guardian Françoise Guennoc de la organización Auberge des Migrants.

NUEVOS INCIDENTES

En los últimos días se han registrado nuevos incidentes en el puerto. La noche del martes la policía disparó botes de humo en el campamento de Calais conocido como “la jungla”, donde viven en condiciones penosas más de 7.000 refugiados, a la espera de cruzar el Canal de la Mancha y alcanzar el Reino Unido.