El Reino Unido se enfrenta a diez semanas de angustia. Las que quedan para que los británicos decidan en las urnas su futuro y en buena medida también, el de Europa. La campaña oficial del referéndum sobre la permanencia o salida de la Unión Europea ha comenzado oficialmente este viernes, aunque nadie lo diría. El debate lleva meses al rojo vivo, sin que por el momento ninguno de los dos grupos en disputa haya sacado ventaja en las encuestas.

Los sondeos hablan de empate en las intenciones de voto y muestran un país profundamente dividido sobre la cuestión europea. Ni siquiera hay acuerdo dentro del Gobierno convocante de una consulta que a David Cameron -primer ministro con popularidad a baja-, se le puede escapar muy fácilmente de las manos.

En los medios económicos internacionales, donde en el pasado daban como segura una victoria a favor de la permanencia, cunden ahora los nervios. Bruselas y Washington también aguardan expectantes. El presidente Barack Obama repetirá su consejo de “amigo”, en favor de que “el Reino Unido permanezca en la Unión Europea”, cuando viaje a Londres la próxima semana. Nigel Farage, líder del UKIP, y uno de los promotores del 'Brexit', le acusó ayer de ser “el presidente americano más antibritánico de la historia”.

El 23 de junio

“¿Debería el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o salir de la Unión Europea?”, es la pregunta a la que han de responder los votantes el próximo 23 de junio. Las dos respuestas posibles a elegir, serán, “permanecer” o “salir” (“in” o “out”).

Cameron decidió convocar el referéndum para tratar de aplacar al ala euroescéptica del Partido Conservador, que desde hace décadas exige la revisión de los vínculos con Bruselas. Esa decisión, cuyas consecuencias pueden cambiar para siempre la vida de los británicos y trastocar la del resto de Europa, ha sido tachada de “frívola”, e “irresponsable”.

Dos grupos han sido designados esta semana por la Comisión Electoral, para hacer la campaña oficial en el referéndum, “Britain Stronger in Europe” (“Gran Bretaña más fuerte en Europa) y “Vote Leave” (Vote por salir). Al frente del primero está Cameron y del segundo otro tory, el diputado y hasta del próximo 5 de mayo alcalde de Londres, Boris Johnson. Después de manejar lamentablemente el escándalo de los Papeles de Panamá, el primer ministro corre el peligro de que los ciudadanos confundan los términos y quieran castigarle votando por salir de laUE.

Corbyn, con Cameron

En la coalición se halla también el líder laborista, Jeremy Corbyn, en la extraña posición de hacer campaña común -aunque no codo con codo- con el jefe de los conservadores. El conocido izquierdista radical no es precisamente un entusiasta de la UE. En el pasado ha votado repetidamente contra los acuerdos con Bruselas.

Ahora ha pedido a los laboristas que lo hagan por la permanencia, porque ese es también el sentir de la mayoría de los militantes y los sindicatos. Entre los simpatizantes conservadores en cambio abundan los euroescépticos, que van a inclinarse por la salida. Eso puede dejar el gran peso de “Britain Stronger in Europe” en manos Corbyn, que disfruta de una popularidad en ascenso y quizás sea capaz de movilizar al electorado joven.

En “Vote Leave”, además de Johnson, con varios actos de campaña previstos para este fin de semana, hay cinco ministros del actual Gobierno. El aspirante a suceder a Cameron ha comparado el 'Brexit' con escapar de la cárcel. El referéndum es, “como si un carcelero hubiera dejado accidentalmente la puerta de la cárcel abierta y las gentes pudieran ver a lo lejos las tierras soleadas”.

La mayor parte de las organizaciones monetarias, financieras y empresariales se han manifestado sin embargo en contra de la salida. Así lo han hecho el Fondo Monetario Internacional, el Banco de Inglaterra y la Cámara de Comercio Británica (CBI) que agrupa a la patronal. También han advertido de los peligros del 'Brexit' firmas como Airbus o la banca americana JP Morgan Chase.

BRITAIN STRONGER IN EUROPE

El argumento principal a favor a favor de la permanencia en Europa es que una retirada rebajaría también el status internacional del Reino Unido en el mundo. Consideran que la pertenencia a la UE favorece el comercio británico, que se vería seriamente dañado con la salida. Creen que el flujo de inmigrantes de otros países de la UE, estimula el crecimiento de la economía y ayuda a pagar por los servicios públicos. Para los laboristas, la UE es el instrumento para combatir el cambio climático y garantizar derechos sindicales y los derechos humanos.

VOTE LEAVE

Los partidarios de dejar la UE quieren recuperar para el Parlamento británico poderes decisorios cedidos a Bruselas y escapar a una normativa que consideran excesiva y muy costosa. Aspiran a recuperar el control completo de las fronteras nacionales y reducir el número de extranjeros, incluidos los procedentes de la UE, que vienen al Reino Unido a trabajar. Se oponen a la aspiración de Bruselas de fomentar una unión política cada vez más estrecha, lo que llevaría a la creación de los Estados Unidos de Europa.