La frontera entre Turquía y Grecia, que marca el río Evros, sigue llena. Son todavía miles los refugiados que aquí se agolpan -cerca de 15.000, según la Organización Internacional para las Migraciones-, y entre ellos algunos grupos destacan entre todos los demás. No por su nacionalidad, que es muy variada, sino por su forma de vestir: se les caen los pantalones y se les salen los zapatos de los pies porque la policía griega les ha robado los cordones y los cinturones. Son los que lo pudieron entrar a través del río a Grecia, aunque fueron devueltos a territorio turco.

Abdulrezak es uno de ellos: «Me quitaron todo. Mi teléfono, mi dinero e incluso mi pasaporte. Tengo un hermano en Alemania y mi idea es reunirme con él. Lo voy a intentar de nuevo. Cuando se termina nuestra esperanza comienza nuestra obstinación. Te juro que lo intentaré de nuevo. Si quieren, que me maten. No le temo a la muerte, porque en este mundo estamos solo de paso. El otro mundo, el de después de la muerte, es el verdadero», explica este sirio de Alepo de 32 años. El pasado lunes murieron dos personas intentando cruzar al lado griego.

APOYO DE BRUSELAS / Es esto lo que ha provocado la durísima represión griega. Ayer, sin embargo, la zona fronteriza estaba más tranquila que los últimos días porque muchos refugiados han entendido el mensaje de Atenas: aunque crucen, aunque consigan entrar a Europa, la policía griega les detendrá, les pegará una paliza que no olvidarán y, después les deportará sin contemplaciones por la vía rápida a través del río.

La UE, en esta crisis provocada por Turquía, se ha apresurado a mostrar su apoyo a Atenas. Y ayer, para escenificarlo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, visitaron al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, con el que hicieron una visita guiada por la parte griega de la frontera.

Von der Leyen agradeció a Grecia ser el «escudo» de Europa y recordó que la primera prioridad es garantizar el orden en la frontera exterior griega. «Aquellos que quieran poner a prueba la unidad europea estarán decepcionados. La unidad prevalecerá», avisó sin ningún atisbo de críticas hacia la respuesta dada por el Gobierno griego.

La presidenta de la Comisión anunció un nuevo despliegue de medios y un nuevo paquete de financiación de 700 millones de euros, de los cuales 350 podrán desembolsarse con carácter inmediato. «Europa no será chantajeada por Turquía», dijo.