Grave derrota electoral para el presidente ruso, Vladímir Putin, en Moscú. Probablemente con ayudas de pucherazos, el partido gubernamental se adjudicó gran parte de los cargos en juego en las elecciones regionales y locales del domingo a lo largo y ancho del país. Pero fracasó precisamente en la elección más importante: el voto para renovar el consejo municipal de la capital, Moscú, donde en los últimos meses meses se han celebrado las protestas antigubernamentales más imponentes de los últimos ocho años. Pese a que el Gobierno impidió la presentación de muchas de las candidaturas opositoras -eso fue el desencadenante de las manifestaciones reprimidas por la Policía- Rusia Unida perdió un tercio de los escaños que controlaba en el consejo municipal. Tenía 38 sobre sobre 45. Ahora serán solo 25. Eso significa que el partido de Putin todavía tiene la mayoría, pero el Mosgorduma deja de ser hegemónico.

¿Cómo pudo suceder? Las causas son muchas. Una es el efecto Navalni. El carismático dirigente opositor lanzó una nueva estrategia electoral: umnoe Golosovanie, que significa el «voto inteligente». Se puede resumir de esta manera: en ausencia de candidatos disidentes, se debe votar por el que tiene más posibilidades de vencer al candidato del Kremlin.

A través de una aplicación, quien quería, podía saber el nombre del candidato recomendado por Navalni para cada escaño. Además, la participación en Moscú fue muy baja, menos del 22%, y eso dio más importancia a cada voto delos partidarios de Alekséi Navalni. Navalni denunció que Rusia Unida habría «robado» cuatro escaños en Moscú con pucherazos. Es difícil saber si es así. Pero hay vídeos que parecen demostrar fraudes en San Petersburgo. La oenegé Golos también denunció el uso de «instrumentos ilegales».