Con el coronavirus aún en circulación y varios centros de inmigrantes saturados por un repunte en la llegada de refugiados desde el norte de África, la tensión en Sicilia vuelve a estar al límite. Dos fugas masivas de inmigrantes que estaban en cuarentena en las localidades de Pian del Lago (Caltanisetta) y Porto Empedocle (Agrigento) están generando caos y alarma en la isla italiana, y han obligado el Gobierno a anunciar el envío de militares para controlar la situación.

Así lo ha informado la ministra del Interior de Italia, Luciana Lamorgese, al responder a una petición del presidente regional de Sicilia, Nello Musumeci, quien ha solicitado apoyo para contener la presión migratoria que sufre la isla. Una crispación que ya ha generado protestas ciudadanas y está siendo alimentada por facciones de la extrema derecha.

Lamorgese también ha confirmado el traslado de parte de los inmigrantes actualmente en Sicilia a otros centros italianos, así como el envío a la isla italiana de una nave de grandes dimensiones para que los recién llegados puedan efectuar allí su cuarentena obligatoria. La llegada se prevé para los próximos días, según la ministra. El uso de estos barcos, muy criticado por las oenegés, ha empezado a hacerse desde la primavera pasada, coincidiendo con la explosión de la pandemia en Italia y con la imposición de las medidas para frenar el virus.

Tranquilizar a la población

La situación precipitó el lunes, en tan solo 24 horas, se registraran las dos fugas de inmigrantes. La primera, el domingo, ocurrió en Caltanisetta, cuyo centro de acogida informó de la huida de unos 184 inmigrantes, lo que generó pánico entre los residentes, según el alcalde de la localidad, Roberto Gambino.

La segunda fuga se produjo ayer en el centro de Agrigento, que alojaba a 520 inmigrantes si bien su capacidad es para solo 100 personas. Asimismo, otros grupos se han alejado en los pasados días del centro de Pozzallo y de la isla de Pantelleria. Aún así, las autoridades intentaron tranquilizar a la población al asegurar que casi todos los inmigrantes huidos han sido detenidos por la policía y que ninguno ha dado positivo de la covid-19.

De poco ha servido. La ocasión ha sido aprovechada por la extrema derecha. La senadora de la ultraderechista Liga Angela Maraventano, participó anoche en una protesta en la avenida que lleva al muelle comercial de Lampedusa. "Hemos bloqueado todo, no entra nadie y no sale nadie. Estamos cansados, ahora basta", dijo.

El alcalde progresista de Lampedusa, Totó Martello, ya aviso hace algunos días de la gravedad de la situación. Y crítico también ha sido el ministro de Exteriores y uno de los líderes del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio.

Tensión con Túnez

El caso también ha avivado la tensión con Túnez, país desde el que han salido más de 5.000 de los 12.000 personas que han llegado en pateras o han sido rescatadas por las oenegés desde enero hasta la semana pasada, según datos de las autoridades italianas y de ACNUR. El lunes, la imagen de la llegada a Lampedusa de once tunecinos, con un perro caniche a bordo de su bote de goma, fue ampliamente cubierto por la prensa italiana.

Lamorgese se reunió con el presidente del país norteafricano, Kaïs Saïed, quien le aseguró que Túnez intensificará los controles en sus fronteras marítimas para hacer frente a las actividades de los traficantes, según dijo la ministra italiana. Esta mañana han aparecido otros tres nuevas pateras con unos cien migrantes. Fueron interceptadas por la Guardia de Finanzas.