Desde el pasado 17 de julio, los barrios bajo control rebelde de la ciudad de Alepo, donde aún residen entre 250.000 y 300.000 personas, se hallan completamente cercados, después de que la carretera Costello, la única ruta por donde entraban suministros, cayera en manos de las fuerzas gubernamentales sirias apoyadas por la milicia chií libanesa Hizbulá. Este jueves, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, ha anunciado una iniciativa conjunta con su aliado, el régimen de Bashar el Asad, para que pudieran abandonar la ciudad asediada los civiles y los combatientes que depusieran las armas.

Según las palabras de Shoigu, se establecerán "tres corredores humanitarios" para los civiles que quieran irse de la ciudad. También habrá un corredor adicional para los combatientes que decidan entregar las armas. El dirigente ruso se quejó de que EEUU no había informado a Rusia de las posiciones de las Fuerzas del Ejército Sirio Libre (ESL) en la ciudad para diferenciarlas de las de la milicia radical yihadista Jabhat al Nusra, palabras que daban a entender que consideraba a todos los combatientes en el interior de Alepo como pertenecientes a este último grupo y por ende, no cubiertos por el pacto ruso-norteamericano para el cese de hostilidades del pasado febrero.

AMNISTÍA DE TRES MESES

El anuncio de Shoigu coincidió con la amnistía decretada en Damasco por el presidente sirio, Bashar el Asad, ofreciendo el perdón a "todo aquel que porte armas...si las depone en el periodo de los próximos tres meses".

Entretanto, la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) ha acusado a la aviación siria y a su aliado, Rusia, de emplear de forma masiva armas de racimo durante sus operaciones militares conjuntas en Siria. "El Gobierno ruso debe garantizar que sus fuerzas y las de Damasco no emplean estas armas, que por definición son ciegas", ha declarado Ole Solvang, director adjunto de urgencias de HRW.

BOMBARDEOS CIEGOS

Según Solvang, Rusia y Siria, aunque no son signatarias de la convención de Oslo sobre las bombas de racimo, sí deben cumplir con "el derecho internacional humanitario", que prohíbe los "bombardeos ciegos".

Todo ello sucede mientras Rusia y EEUU ultiman su plan para incrementar la cooperación de sus respectivas aviaciones en el país árabe, creando un centro de coordinación de ataques, con base en Amán, desde donde se decidirían acciones conjuntas contra los grupos yihadistas Estado Islámico y Jabhat al Nusra.