Iván Golúnov, uno de los más reputados periodistas de investigación de Rusia, que trabaja para la publicación independiente Meduza, fue arrestado ayer bajo la acusación de posesión de drogas, según informó la policía local. Sus compañeros periodistas, así como sus jefes, sostienen que se trata de un caso fabricado y un montaje, ya que afirman que ha sido la misma policía la que colocó drogas en su piso y en su mochila y mantienen que los problemas de Golúnov con la justicia están únicamente relacionados con represalias por su trabajo informativo.

«Todos los cargos son falsos, y todas las circunstancias que han rodeado a su detención son ilegales», arremetió Iliá Krasilshikov, compañero de trabajo y amigo del detenido, en conversación telefónica con este diario. En estos momentos, según explicaba el propio Krasilshikov, el reportero se hallaba investigando prácticas ilegales en los servicios funerarios municipales, «uno de los negocios más corruptos» de la ciudad. La alcaldía moscovita se halla en manos de Serguéi Sobyanin, allegado del presidente Vladímir Putin y un hombre que en algunas ocasiones ha llegado incluso a sonar como su sucesor en el cargo.

No es la primera vez que un reportero o un activista de los derechos humanos molesto para el poder ruso es detenido bajo el cargo de tenencia o tráfico de drogas, acusación, según suele asegurar su entorno, orquestada por las propias fuerzas de seguridad. Uno de los casos que más polvareda e indignación levantaron en su momento fue el de Oyub Titiev, director de la oficina en Chechenia de la oenegé de derechos humanos Memorial, y finalmente condenado en marzo pasado a cuatro años de prisión en una colonia de trabajo.

Meduza informó de que Golúnov fue detenido a mediodía del jueves cuando se dirigía a su puesto de trabajo en compañía de otros periodistas. Según su versión de los hechos, no se le concedió la posibilidad de disponer de un abogado en las primeras horas bajo custodia policial en la sede del Ministerio del Interior del Distrito Occidental, momentos en los que le fueron hallados supuestamente 3,5 gramos de mefedrona, una droga estimulante, durante una «inspección obligatoria». Además, fue «golpeado» mientras se llevaba a cabo ese registro. La policía «sabía dónde buscar, encontraron lo que querían y no continuaron con el registro», denunció Dmitri Djuliai, abogado del detenido.

En un comunicado emitido por el consejo editorial de Meduza, se mantiene que el acusado es «inocente». Algunos compañeros de Golúnov acudieron ayer a la sede del Ministerior del Interior y montaron un piquete con carteles en los que exigían su liberación, un acto de protesta que fue dispersado y en el que se llegaron a detener a diez personas.