Era una escena casi herética para la Rusia actual. Volodímir Zelenski, en su papel de inocente profesor devenido en presidente en la comedia 'Servidor del Pueblo', debía elegir un reloj de lujo para su nuevo cargo. Mientras una chica le abre un maletín repleto de caras monturas, un individuo trajeado le va enumerando las diferentes marcas, hasta detenerse en uno de la marca suiza Hublot. Entonces le invoca, en tono de misterio: "¿Sabes quién tiene un Hublot? Putin". Zelenski, a su vez, hace una pausa y responde a su interlocutor: "¿Putin, un Hublot?"

En ruso, la palabra Hublot suena similar a otra procedente del argot callejero que podría traducirse como "capullo". Para mayor descaro, "Putin capullo!" es un eslogan que ha venido repitiéndose en manifestaciones y estadios de fútbol de Ucrania en los últimos años como desafío al líder del Kremlin, a quien acusan de hostigar al Estado ucraniano.

La difusión en Rusia del programa televisivo que había encumbrado a Zelenski hasta la presidencia ucraniana se había acordado tras el reciente encuentro entre ambos presidentes en París, y se consideraba como un gesto, un síntoma del deshielo en las relaciones bilaterales. La corrosiva broma, sin embargo, acabó por arruinar el estreno. Debido a la diferencia horaria, las regiones del Lejano Oriente ruso pudieron ver el episodio completo gracias a que el chiste aún no habia sido apercibido por los censores. En Siberia Central, el episodio en cuestión apareció ya mutilado.

A partir del jueves, la emisión fue suspendida por TNT, televisión especializada en programas de entretenimiento y propiedad de Gazprom, el monopolio del gas ruso, pese a que nuevos epìsodios de la misma estaban incluidos en la parrilla televisiva de la semana. Sus portavoces insistieron en que la retirada del programa no estaba relacionada con el chiste, y que este estaría disponible para los suscriptores de la cadena. "Unos tienen armas nucleares, otros tienen 'Servidor del Pueblo'", ironizó de nuevo el ucraniano, hurgando en la herida, en cuanto supo lo sucedido con su programa.

OCURRENCIAS Y SALIDAS DE TONO

Lo cierto es que el humor de Zelenski, sus ocurrencias y salidas de tono en los encontronazos dialécticos que ha protagonizado con Rusia desde su elección en la primavera pasada parecen descolocar y hasta irritar al líder del Kremlin. Ya la misma noche del triunfo electoral, sus primeras palabras, invitando a los ciudadanos del resto de la antigua URSS a seguir el ejemplo de Ucrania y a elegir a sus representantes en elecciones, no sentaron nada bien en Moscú, y el propio Putin declinó felicitar al presidente electo del país vecino.

En mayo, un toma y daca dialéctico entre Putin y Zelenski a raíz de la decisión de Moscú de conceder pasaportes rusos a los ciudadanos de la región separatista ucraniana del Donbás concluyó con una hiriente puya del humorista: "Daremos la nacionalidad ucraniana a todos los representantes de pueblos que sufren regímenes autoritarios y corruptos, en primer lugar a los rusos, que son los que lo sufren más".

En Moscú, se teme que Ucrania, libre de sus amarres con Rusia, se acabe estabilizando política y económicamente y su ejemplo cunda entre los rusos. En septiembre, tras un verano de manifestaciones contra la manipulación electoral en Moscú y otras ciudades, el centro de sondeos independiente Levada certificó que el índice de popularidad del líder ucraniano había superado por vez primera a la de su homólogo ruso. un 71% del primero frente a un 68% del segundo, unos datos que a buen seguro no habrán pasado desapercibidos en el Kremlin.