Los bombardeos del régimen de Bashar el Asad y de Rusia —aliada de Damasco en Siria— han cesado en la región de Guta este martes por la mañana. Con ello, Rusia ha dicho haber abierto un corredor humanitario para que los civiles que lo deseen puedan salir de Guta, asediada desde 2013 y donde, durante la última semana, han muerto más de 500 civiles a causa de los bombardeos de Damasco.

Ningún civil se ha marchado. La población de Guta no se fía de las promesas de Rusia y Asad. Muchos temen que, si pasan al otro lado o si el régimen los captura, serán detenidos, torturados y acusados de terrorismo.

Asad y sus aliados —Rusia y Damasco— consideran que la región de Guta está controlada por Hayat Tahrir al Sham, la filial de Al Qaeda en Siria. Este grupo tiene poca presencia en la región, pero le ha servido al régimen para justificar la última ofensiva y no pararla tras el alto el fuego decretado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas este sábado. Ese alto el fuego no incluía a Al Qaeda.

«En comparación con los días pasados, hoy está siendo muy tranquilo. No hemos escuchado ningún avión ni bombardeo», explicaba este mediodía un residente de Guta a la agencia Reuters.

«Por primera vez en semanas la gente ha salido de sus refugios para ir a ver si sus casas han quedado destruidas —explica un portavoz de los Cascos Blancos, una organización de rescate de civiles—. Pero siguen teniendo miedo». Este alto el fuego, que será diario desde las nueve de la mañana hasta las dos del mediodía, fue anunciado este lunes por el Kremlin.

COMBATES DE NUEVO

La hora es siria (el alto el fuego va de las 7 a las 12 hora española) y, según Naciones Unidas, los combates ya se han retomado. Desde hace cinco años, Guta ha estado cercada, sitiada y bombardeada por las tropas de Asad. En todo este tiempo, 12.000 civiles han muerto y 6.000 han desaparecido.

Desde el 1 de enero de este año —cuando empezó la última ofensiva contra esta región y contra Idleb—, 1.200 personas han perdido la vida. En tan solo los últimos ocho días la cifra es de más de 500 y 2.500 heridos: sin hospitales ni medicinas, muchos de ellos, al no poder tratarse, también acaban muriendo.