Nuevo incidente que pone de relieve el regreso a las tensiones geopolíticas del siglo XX. Tres ciudadanos estadounidenses con pasaporte diplomático han sido interceptados en el norte de Rusia a bordo de un tren en una región próxima al lugar donde se produjo en verano una misteriosa explosión, probablemente de un misil a propulsión nuclear, suscitando el pánico en las poblaciones vecinas.

El incidente se produjo el pasado 14 de octubre a las 18.00 horas, a bordo de un convoy ferroviario que realizaba el trayecto entre las localidades de Nyonoksa y Severodvinsk, en las proximidades de la estación de destino. "En el momento de la comprobación de los documentos, fueron identificados tres ciudadanos extranjeros", ha relatado a Interfax una fuente próxima que permanece en el anonimato. Se trataba de tres individuos con rango militar, en concreto del capitán de primer grado William Curtis Uitsitt, el ataché militar Jerry Anthony Arriola, y el teniente Dan D.C. Todos ellos están viculados a la legación norteamericana.

De acuerdo con la versión rusa, los tres se hallaban en los alrededores de Severodvinsk, una zona incluida en la lista de territorios de la Federación Rusa donde los ciudadanos extranjeros requieren de un permiso especial para poder circular. "Carecían de los documentos requeridos para moverse en esta ciudad", continúa dicha fuente. Desprovistos de papeles en regla, los tres detenidos han sido liberados pero se les ha apercibido por haber violado la legislación rusa y haber cometido una falta administrativa.

El gobernador de la región de Arcángel, ha evitado realizar comentarios ya que las cuestiones diplomáticas quedan fuera de su jurisdicción, así como la propia legación estadounidense.

SOBRESALTO A TODO EL PAÍS

El pasado 8 de agosto, una potente explosión en una plataforma marina que pudo verse en toda la zona sobresaltó a los lugareños e inquietó a todo el país. Ante la imposibilidad de esconder lo sucedido y después de constatarse que los niveles de radiación se habían incrementado durante un lapso de tiempo, las autoridades rusas se avinieron a informar que la deflagración se originó durante la prueba de "nuevos armamentos", en concreto cuando se estaba testeando un "nuevo motor de propulsión líquida". Cinco científicos y militares perdieron la vida, mientras que algunos de los heridos presentaban síntomas de radiación y fueron tratados por médicos a los que no se les había advertido de ello.

Posteriormente, los expertos evocaron la posibilidad de que se tratara del supermisil Burevestnik, anunciado por el presidente ruso en una belicosa intervención el 1 de marzo del pasado año, capaz de volar a una altura inferior al escudo antimisiles de EEUU y por lo tanto, capaz de superarlo.