El Kremlin no ha querido esperar a que las nuevas sanciones que acaban de aprobar las dos cámaras del Congreso estadounidense sean rubricadas y promulgadas por el presidente Donald Trump.

Rusia ha ordenado este viernes a EEUU que a partir del 1 de septiembre, reduzca su personal destacado en las distintas sedes diplomáticas norteamericanas, al tiempo que ha clausurado dos complejos de recreo empleados por funcionarios y colaboradores de la embajada estadounidense en Moscú.

El Ministerio de Exteriores ruso, encabezado por Serguéi Lavrov, considera que el nuevo castigo impuesto por Washington constituye "una extrema agresión" de Washington "en los asuntos internacionales".

Tras el verano, el número de personas autorizadas a trabajar en la embajada y los consulados de EEUU en Rusia no podrá superar los 455, que es la cifra de funcionarios rusos presentes en el país norteamericano.

Tras la votación en el Senado

La decisión se produce tan solo horas después de que el Senado estadounidense votara abrumadoramente a favor de una ley que refuerza las sanciones contra Rusia, país ya sometido al castigo internacional debido a la anexión de la península de Crimea en el 2014 y al apoyo prestado desde entonces a los rebeldes prorrusos que combaten en Ucrania.

La legislación además, obliga a Trump, investigado por la posible colusión de su entorno con Rusia para derrotar a su rival, Hillary Clinton, durante las presidenciales del pasado año, a contar con la aprobación del Congreso en el caso de que en algún momento se plantee suavizar o anular todo el paquete de sanciones aplicadas a Moscú.

Esta provisión parece haber convencido definitivamente a la élite en Moscú, y en particular al presidente Vladímir Putin, de que Trump estará atado de pies y manos durante su mandato en lo que se refiere a las relaciones con el Kremlin, impidiendo la mejora de las relaciones tan esperada por el poder ruso.