Pedro Sánchez llevó a cabo ayer una tímida defensa del acuerdo del brexit, que incluye un anexo sobre Gibraltar. Frente al PP, que lo tachó de «vergüenza» y «fracaso absoluto», el presidente del Gobierno, de viaje en Guatemala, donde participa en la cumbre iberoamericana, dijo: «Es razonable».

El protocolo sobre la colonia británica apuesta por un marco de cooperación para las relaciones entre el Peñón y el territorio español que lo circunda. El texto crea tres comités hispano-británicos para abordar asuntos como la lucha contra el contrabando, la protección medioambiental y la situación de los trabajadores transfronterizos. Sin embargo, aparca el uso conjunto del aeropuerto de Gibraltar y se limita a defender, sin ninguna concreción, la «total transparencia» en asuntos fiscales.

También deja fuera la cosoberanía de Gibraltar. De ahí las fuertes críticas del PP. Pero el ministro de Exteriores, Josep Borrell, recordó que fue el Gobierno de Mariano Rajoy el que no consiguió que ese aspecto formara parte de las negociaciones, porque el Reino Unido no lo aceptó. «Yo heredé una situación. Uno no puede convertir sus propios fracasos en críticas a los otros», dijo Borrell, a la par que afirmó que «es un buen acuerdo: mantiene el mercado único, garantiza el marco financiero plurianual, evita una salida desordenada y da tiempo para definir la relación futura entre Gran Bretaña y la UE».