Las principales Iglesias cristianas en Jerusalén han cerrado el Santo Sepulcro, el lugar más sagrado del cristianismo, en una medida sin precedentes en protesta por medidas legales y fiscales de Israel, que consideran un "ataque contra la presencia cristiana en Tierra Santa".

Cristianos de las principales confesiones (católica, greco-ortodoxa y armenia) acudieron esta mañana a las afueras de la iglesia, donde sus líderes leyeron un escrito de protesta tras el cierre de sus puertas, de momento sin fecha anunciada para su reapertura. Poco antes, atónitos turistas y peregrinos eran sorprendidos con la exigencia de salir del templo que cobija los lugares de la crucifixión, muerte y resurrección de Cristo.

Impuestos y tierras

Los principales enfrentamientos son dos: una disputa sobre nuevas disposiciones municipales para obligar a las Iglesias a pagar el impuesto sobre bienes inmuebles del que estaban exentas históricamente, y una propuesta de ley para expropiar tierras en Jerusalén vendidas por las iglesias desde 2010.

Estaba previsto que la ley, que cancelaría ventas ya ejecutadas, se debatiese el domingo, pero su tramitación se retrasó tras la protesta.

El patriarca griego de Jerusalén, Teófilo III, calificó la ley de "discriminatoria y racista" y afirmó que "recuerda a leyes de naturaleza similar aprobadas contra los judíos en Europa en periodos oscuros", en referencia al Holocausto.

El depositario de las llaves señaló que la última vez que se cerró la iglesia al público fue hace unos 20 años, después de que alguien profanase la cruz que se encuentra en el edículo, donde fue enterrado Jesús para resucitar al tercer día, lo que obligó a cortar el acceso para llevar a cabo unas ceremonias para consagrarla.

"Pero nunca antes hemos cerrado por motivos políticos", aseguró afectado. Horas después del cierre, peregrinos decepcionados se arrodillaban ante el portalón de madera clausurado y ofrecían allí sus oraciones.