La opción que no quería, la que descartó, y sin embargo a la que parece estar abocado. Tras meses de rotunda negación, el líder socialdemócrata, Martin Schulz, aseguró ayer que se sentará a negociar con la cancillera Angela Merkel la formación de un nuevo Gobierno en Alemania. Aun así, también dejó la puerta abierta a la repetición de las elecciones si las conversaciones fracasan. «Entramos en conversaciones que aún no sabemos a dónde nos van a conducir», dijo.

Los socialdemócratas (SPD) han escenificado su primera claudicación al aceptar la petición del presidente de la República, el también socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, de mantener abierto el diálogo. El jueves, Steinmeier recibirá en el palacio de Bellevue a Merkel, Schulz y Horst Seehofer, líder de los conservadores bávaros de la CSU, en una primera toma de contacto. El viernes, la ejecutiva del SPD se reunirá para evaluar el encuentro y decidir los siguientes pasos.

Tras una larga campaña electoral en la que no pudo distanciarse de Merkel, el líder del SPD había descartado una reedición de la gran coalición que ha gobernado la potencia económica en ocho de los últimos 12 años. El fracaso electoral, que les llevó a un 20,5% de los votos, confirmó esa posición. Pero el fracaso de las negociaciones para formar un Gobierno tripartito entre CDU, liberales (FDP) y verdes le situó en el centro de las miradas. El cortejo conservador se puso en marcha apelando a la «responsabilidad» y cada vez más socialdemócratas optan por ese camino.

Destacados miembros conservadores (CDU) aseguraron ayer que, de prosperar la reunión, habrá que esperar al año que viene para un inicio de las negociaciones. La presión es importante pero aun así piden paciencia para que el SPD digiera un giro en sus promesas. Otra gran coalición llevaría a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) a ser el primer partido de la oposición. Mientras tanto, Schulz sigue entre la espada y la pared.