Frondosos bosques de alerces, pinos y abetos; sinuosas carreteras que atraviesan durante kilómetros llanuras despobladas sin que en sus márgenes se vislumbre un alma; extensas y verdes praderas que se pierden en el horizonte; frías, desangeladas y somnolientas ciudades de provincia con economía comatosa donde nadie se ha molestado en retirar de su plaza central la perseverante estatua de Lenin, pese a que ya han transcurrido más de dos decenios desde el hundimiento de la URSS.

El denominado Territorio (Krai) de Zabaikalie es un remoto espacio de Rusia Oriental fronterizo con China, donde en una superficie un poco menor a la de España, viven desperdigados algo más de un millón de habitantes. Situado a apenas 200 kilómetros de la orilla oriental del lago Baikal, la mayor reserva de agua dulce del mundo, ni siquiera personajes inmortales de la literatura universal como Miguel Strogoff, el correo del zar, llegaron tan lejos en su accidentado periplo desde Moscú.

Pese a que no se ha contabilizado un solo caso de coronavirus en Zabaikal, las autoridades locales han asumido raudas las recomendaciones del primer ministro, Mijaíl Mishustin, y han aplicado idéntico régimen de autoaislamiento al que existe en la capital, a más de 6.000 kilómetros en dirección oeste. Aunque con una salvedad: el confinamiento vendrá acompañado de la ley seca, porque la venta de alcohol ha sido prohibida por el gobernador local, Aleksándr Osipov, en todos los establecimientos de la provincia.

Consumo de alcohol al alza

"Es difícil saber la razón; extraoficialmente se dice que desde el inicio del régimen especial, el consumo de alcohol se ha incrementado un 40%", asegura a través del teléfono Stepan Tijomirov, director de la delegación local de 'Moskovskij Komsomolets', uno de los diarios más leídos de Rusia. En la noche del 2 de abril, solo unas horas antes de que entrara en vigor la prohibición, se formaron largas colas en los supermercados y comercios haciendo acopio de bebidas espirituosas. "El 100% de los clientes están comprando bebidas, algunos de los estantes están vacíos, llevan carros", relata un testigo a 'Chita.ru', una web local.

En realidad, la dificultad ciudadana para ahogar en un vaso de licor las largas jornadas de inacción debido al confinamiento no es más que una anécdota en comparación con el aluvión de problemas que afronta esta remota región debido a una epidemia que, de momento, ni siquiera ha hecho su aparición. "Si la epidemia acaba golpeando fuerte, tenemos déficits sanitarios muy graves; además el cierre de la frontera con China es un duro golpe para nuestra economía", explica Tijonov. La demarcación común entre ambos países, así como la de Mongolia, está clausurada desde finales de enero, con unas pocas excepciones.

La ley seca durante el periodo de confinamiento también ha sido decretada en otras zonas de la Rusia asiática, en concreto en las ciudades de la república de Sajá -más conocida como Yakutia- donde se extraen el 27% de los diamantes mundiales, o en Sizil, capital de la república de Tuvá, fronteriza con Mongolia. Pero, a diferencia de Zabaikalie, no en la totalidad del territorio.