La tradicionalmente sosegada política alemana vive estos días unas jornadas de tensión y nerviosismo poco habituales en Berlín. Tras el fracaso de las negociaciones para formar un Gobierno tripartito entre conservadores, liberales y ecologistas, todas las miradas se han centrado en Martin Schulz. Ayer, el líder de los socialdemócratas (SPD) se reunió con el presidente federal, su compañero Frank-Walter Steinmeier, y con la cúpula del partido para decidir si apoyan un Gobierno en minoría que mantenga a Angela Merkel como cancillera o si se apuesta por nuevas elecciones. Sin quererlo, se ha encontrado con las llaves del país en la mano.

Después de obtener un 20,5% de los votos en septiembre, el peor resultado histórico del SPD, el líder rojo descartó tajantemente volver a pactar un Gobierno con la CDU de Merkel. Una reedición de la Gran Coalición, que ha gobernado de la mano en ocho de los 12 años de mandato de la cancillera, podría suponer un harakiri político para el SPD. A pesar de impulsar medidas relevantes como el salario mínimo y presionar para la aprobación del matrimonio homosexual, los socialdemócratas siempre han terminado pagando su alianza con la CDU en las urnas. Consciente de ello, Schulz podría ofrecer ahora un apoyo externo, una solución a medio camino que le permite jugar la carta de la responsabilidad política que pide el presidente Steinmeier mientras se mantiene en la oposición. Su colaboración puntual puede condicionar a un posible Gobierno en minoría de Merkel. Pero eso no agrada a los conservadores, quienes optan por otro gran pacto de Estado como los firmados en el 2005 y el 2013. La cancillera ya afirmó el lunes que prefiere repetir elecciones -que, según los sondeos, no cambiarían nada- antes que comandar un Ejecutivo débil e inestable. De pactar, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) pasaría a ser el principal partido de la oposición. El desconocido escenario alegra especialmente a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que sonríe ante las dos opciones que Merkel tiene sobre la mesa.