Qué tienen en común la actriz porno Stormy Daniels y el presidente ruso, Vladímir Putin? Que Donald Trump no les critica en Twitter, red social en la que no suele ahorrar insultos a todos los que considera enemigos, incluida la CNN, el primer medio que se preguntó por esta coincidencia.

En los países escandinavos y en Alemania existe un fuerte rechazo a la corrupción; en EEUU se toleran mal los líos de faldas y las mentiras. Ambos asuntos descabalgaron a Gary Hart, una ascendente estrella demócrata en los años de Ronald Reagan, y estuvieron a punto de liquidar a Bill Clinton. Es una cuestión de confianza en quienes gestionan el dinero de todos.

Lo revelado por la actriz en 60 Minutes, el programa estrella de la CBS, con 20 millones de televidentes, no va a modificar la imagen que muchos tienen de Trump en el trato a las mujeres, que no era buena. Se le tenía por un machista faltón y un hombre que ha abusado de su posición de poder, como reconoció al presentador Billy Bush (sin saber que le grababan) de camino al programa Access Hollywood. Fue un asunto que casi le hunde la campaña electoral. Pidió perdón, pero ahora dice que fue un montaje.

Según Daniels, Trump no usó preservativo. ¿Qué se podía esperar de alguien que mira un eclipse solar sin protección pese a las recomendaciones de su propio Gobierno? Dice mucho de su personalidad el hecho de tener sexo sin protección con una mujer que ha compartido cama con decenas de actores porno. No parece un hombre prudente. Recordemos que tiene las claves del maletín nuclear. Para los amantes de sus detalles sórdidos, Daniels asegura que le golpeó las nalgas con un ejemplar enrollado de la revista Forbes en el que él salía en portada. ¡Qué buena publicidad!

Cambio de clima

Todo esto no destroza al personaje porque no nos ha engañado, nunca se escondió. Durante la campaña se mostró como es y le votaron. Si sabíamos de su egocentrismo e inmadurez, ¿por qué puede ser ahora importante? No es solo Daniels, también han salido a la palestra Karen McDougal, ex modelo de Playboy, y una concursante del programa televisivo The Apprentice, en el que labró su fama de hombre de éxito que le permitió saltar a la política. Son tres denuncias en un momento en el que el clima social ha cambiado. Ya no estamos en el 2016. Ahora existe el movimiento #MeToo, que desborda el cine y ocupa toda la sociedad. La tolerancia con abusos y machismo es cero.

La actriz porno ha decidido pasar al ataque porque, según ella, recibió amenazas físicas del entorno de Trump, algo que el presidente niega. El abogado de la actriz mostró un cedé a la audiencia (y a Trump) dando a entender que en él hay escenas o información comprometedora. Daniels trata de conseguir que el presidente y su abogado declaren bajo juramento. Un juez federal de Los Ángeles lo ha rechazado, pero no es la última palabra judicial.

Mientras, la trama rusa, con sus ramificaciones de obstrucción a la justicia y abuso de poder, no pinta bien para algunos de los primeros colaboradores de Trump. Su entorno filtra la idea de que podría haber perdón presidencial para después negarlo. Es la forma de decir a los peones en peligro -el exjefe de Seguridad Nacional Michael Flynn y el ex jefe de campaña, Paul Manafort- «Luis, sé fuerte».

También se juega abiertamente con la posibilidad de destituir al fiscal especial del caso, Robert Mueller, lo que sería un escándalo que podría empujar a Trump a la salida que ya tomó Richard Nixon.

Un estado de ánimo

Daniels y la revuelta estudiantil contra la venta libre de armas de fuego son asuntos que podrían tener un impacto político en las elecciones legislativas de noviembre. Se renueva un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. La política es un estado de ánimo, como el fútbol. Si en noviembre hubiera un revés republicano, el viento podría empezar a soplar en otra dirección. No hablo de impeachment (el proceso de destitución), que ya se verá, sino de las presidenciales del 2020.

Mientras llegan, ya saben, todo lo que no gusta al presidente de EEUU es fake news (como el máster de Cristina Cifuentes). Lo raro del caso de Daniels es el silencio del pistolero más rápido de Twitter, no sabemos aún si aconsejado por sus abogados o por miedo al cedé. El menos presidencial de todos los presidentes aún cree que está en The Apprentice despidiendo concursantes. El «you are fired» lo practica en la Casa Blanca. En 14 meses han caído 22 altos cargos, es decir, 1,46 al mes.